lunes, 30 de mayo de 2011

ALGO MÁS SOBRE EL CUENTO
Escribe Carlos Sforza*
Pareciera ser que todo está dicho sobre el cuento. Pero a la vez, pareciera ser que algo más queda por decir. O agregar.
El cuento es, sin dudas, de lo más antiguo que existe en ficción. Desde la época de los ancestros que se reunían en las cuevas, a la espera de los cazadores, para luego escuchar sus hazañas y para oír también a los ancianos que relataban los mitos y creencias que nacían de su estar junto a una naturaleza hostil, la tradición de los relatos orales se sucedieron sin pausa ni treguas, de generación en generación. Hasta que llegó la escritura y las narraciones fueron asentándose en los papiros, en el papel, que es cuando llega a constituirse en literatura.
Se ha dicho que el cuento es en la literatura, el primo hermano de la poesía. Una manera elegante de vincular dos expresiones de la creación que tienen características propias pero, a la vez, para los inventores del parentesco, poseen elementos que pueden ser semejantes.
El cuento elude los motivos generales y se centra en un tema puntual, determinado. Ya Rainer María Rilke en su “Cartas a un joven poeta” lo aconsejaba así: “Sálvese de los motivos generales yendo hacia aquellos que su propia vida cotidiana le ofrece”. En ese yo y mi circunstancia, estriba buena parte del material que se le presenta al escritor, en este caso al cuentista, para con su imaginación, sus talentos y su trabajo, crear ficciones que se leen de un tirón, que sean creíbles y que estén, ello dado por supuesto, bien escritas.
SIVA
El poeta y ensayista chileno Antonio de Undurraga, en un ensayo que se publicó en la Revista Espiral (1962), resume sus consideraciones sobre el cuento con el nombre del dios hindú SIVA.
Y lo explica señalando el significado de cada letra del nombre elegido:
S: singular, puesto que el tema elegido por el cuentista debe serlo, lograr captar un momento especial, único.
I: intensidad, que se mantiene durante todo el cuento y termina con la última palabra. Que, en los finales abiertos, motiva al lector a continuar la narración
V: verosimilitud. Es esencial al cuento pues lo hace creíble. Desde la mentira que encierra toda ficción, es necesaria que aquélla se convierta en una verdad. Que lo que sucede sea vivido por el lector como algo que es verdadero. De allí que los grandes cuentistas, como Ray Bradbury y tantos otros, nos entreguen cuentos que transcurren en remotos planetas, donde hay seres humanos, llegados desde la tierra, y el lector los ve como naturales, como que realmente ya hemos arribado a Marte u otro planeta. Y nos enfrascamos en la lectura viviendo las vidas creadas por el escritor.
A: atención. El cuento debe atrapar de tal forma al lector, que no deje de leerlo hasta llegar al final.
Todo ello requiere, claro que el cuento esté bien escrito. Y al decir esto, no estoy usando una perogrullada, sino algo que es fundamental en toda narración: si es importante lo que se dice, como sostenía W. Faulkner, lo más importante es como se dice. La forma de transmitir la esencia del tema del cuento. Podemos tener muchas ideas, uno o más temas extraordinarios para un cuento. Pero a eso hay que escribirlo y en el cómo se escribe reside la validez y fortaleza del cuento.
EDGAR ALLAN POE
El gran cuentista que fue Poe, no sólo escribió sus magistrales relatos, sino que también teorizó sobre el cuento. Él nos entrega en sus trabajos teóricos, algunos elementos que conforme a su pensamiento y a su propia experiencia con el cuento, constituyen una preceptiva sobre el relato breve.
Habla de la extensión del cuento, la que debe, conforme su criterio, medirse con un doble criterio: temporal y psicológico. Como queda dicho líneas atrás, el cuento, sostiene Poe, debe ser leído de un tirón, pero siempre teniendo presente que la atención no debe decaer. Así afirma que “Mientras la novela logra sus objetivos a través de un efecto moroso y acumulativo, el cuento debe producir una impresión rápida y de conjunto”.
La arquitectura del cuento es, para Poe, fundamental. Por eso sostiene que debe tener una arquitectura orgánica “y poderosa coherencia a fin de producir un impacto total”. “El cuento –agrega- se propone explorar las implicaciones de una situación y trata de manejarse con recursos psicológicos sumamente tenues y escurridizos”.
También debemos tener en cuenta que hay en la historia de las narraciones literarias, una transformación en cuanto al arte narrativo. El crítico uruguayo Alberto Zum Felde sostenía que “En el plano de la realización literaria, aquello que constituye el carácter propio y distintivo de esta evolución es la alteración del orden tempo-espacial”. Y agrega que esos cambios no deben enturbiar la narración puesto que “el arte es comunión o no existe” (”La narrativa hispanoamericana”, p. 27 y sgts.).
Estos aportes vienen bien tenerlos presentes al momento en que un escritor se decide a escribir un cuento. Las experiencias de los demás, la lectura de los buenos autores, ayudan a la hora de la escritura. No para seguir al pie de la letra cada indicación o para tratar de copiar una forma o un estilo de un determinado autor. No es cuestión de clonar obras ajenas. Todo reside en saber leerlas y aprender de ellas formas, estilos, maneras, estructuras que siempre quedan en quien las lee conscientemente y ayudan a la hora de escribir.
Tengamos en cuanta que lo que importa es que la sigla del chileno: SIVA, esté presente en nuestros cuentos. Lo demás, lo dará la calidad de quien lo escribe y, por supuesto, la forma como lo transforma en palabras.

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