viernes, 10 de junio de 2011

MI ANDAR POR EL PERIODISMO
Escribe Carlos Sforza*
A cierta altura de la vida, el hombre vuelve sobre sus pasos. Es que como escribiera Vargas Vila, “rememorar es vivir”.
De allí que hoy, en el mes del día del periodista, vuelva a mi andar po esa profesión, misión y vocación que es el ser periodista.
COMIENZOS
Cursaba el cuarto año del Colegio Nacional de Nogoyá, puesto que en Victoria no existía el bachillerato, cuando empecé a pergeñar mis primeras notas periodísticas. Era el año 1950 y en un diario de esas publicaciones efímeras que existieron en todas las ciudades entrerrianas, publiqué mis primeras notas. Es claro que no eran propiamente trabajos estrictamente periodísticos, sino más bien escritos sobre deporte. Y, fundamentalmente, sobre lo que entonces me apasionaba mucho: el ajedrez.
Pero, recibido en la secundaria, y cuando ya transitaba algunos tramos de la universidad, tuve mi primer carnet de periodista que aún conservo. El mismo me lo había otorgado el diario victoriense CRISOL, de Miguel Reyes Firpo, y constaba mi carácter de cronista social, deportivo, etc. Desde entonces estuve íntimamente ligado al periodismo victoriense en forma especial y a los diarios y revista de otras ciudades de la Argentina.
Es claro que en esos años, década del cincuenta del siglo XX, quienes éramos cronistas o periodistas de diarios del interior del país, de ese país a veces silencioso pero de una existencia real como diría Eduardo Mallea, cubríamos los más diversos campos del quehacer que abarcaba un diario.
En CRISOL bajo el seudónimo de Luigi, escribía de política internacional. Y lo hacía puesto que entonces cursaba la carrera de Diplomacia en la Universidad Nacional de Rosario. Por entonces, el recordado amigo y consecuente colaborador de CRISOL, José María Aranguren, jocosamente cuando me encontraba en el diario o en la calle me saludaba con un ¿Qué tal Luigi? Precisamente en esa hoja que nació a la vida periodística en 1947, cubrí muchas notas, hice muchas entrevistas, escribíamos de cine con Eduardo Lorenzo bajo el seudónimo de Bud-Kazán, y en los comienzos de la década del sesenta, dirigí la página CRISOL Literario. Esa sección, publicada los días sábados, tuvo colaboraciones de escritores de primera línea en el orden nacional como fueron Fermín Chávez, Leonardo Castellani, Luis Ricardo Furlan, Alberto Luis Ponzo, Pablo Ramella, Luis Gorosito Heredia, Velmiro Ayala Gauna. Y también hicieron sus primeras armas en el periodismo cultural muchos escritores de nuestra provincia, algunos ya con nombre bien ganado y otros que empezaban una carrera que los llevaría a planos destacados dentro de las letras. Tenía colaboraciones de escritores de diversas provincias y la página hizo posible que pudiera relacionarme con colegas consagrados y otros que como yo entonces, comenzábamos a andar por el campo de la escritura literaria.
Ese quehacer en el periodismo me llevó a colaborar en diario y revistas del país. Así fue como mis notas aparecieron en el suplemento cultural de La Capital de Rosario que dirigía Raúl Gardelli. También en la revista La Dilegencia, que desde la vecina ciudad rosarina editaba el destacado narrador y ensayista Velmiro Ayala Gauna:. Y no sólo en la publicación mensual sino en lo que eran ediciones especiales que se publicaban como “Cuadernos de La Diligencia”.
HACER CAMINO AL ANDAR
Esa labor, esa dedicación al periodismo, me llevó a colaborar en el Semanario ESQIÚ dirigido por Luchía Puig, que se editaba en Buenos Aires y se distribuía en todo el país. También en la Revista Didascalia, editada en el Colegio San José de los padres Salesianos de Rosario. Por supuesto que en los primeros años de la década del cincuenta, publiqué algunas notas en La Acción de Paraná y me incorporé como colaborador de EL DIARIO de nuestra ciudad capital de la provincia.
Requerido por amigos periodistas, colaboré en los diarios Tribuna de San Juan, El Territorio de Misiones, en la Revista del Jockey de Córdoba, en la Revista Literaria La Luna Que de Buenos Aires (año 200l), en Bibliograma de la Capital Federal, en diarios de Río Cuarto (Córdoba), de Gualeguay, de Gualeguaychú, de Concepción del Uruguay, y de otros puntos de nuestra querida Argentina. Claro que, en varias ocasiones, colaboré en ediciones especiales del diario LA TARDE (Victoria) que dirigía el recordado amigo Solórzano.
De esa forma fui haciendo camino al andar, como dice el verso de Antonio Machado. Y lo he hecho durante un poco más de sesenta años (comencé muy joven a escribir en diarios, periódicos y revistas). Y de esa forma, me encomendó don Arturo Etchevehere la dirección fáctica del diario CRISOL cuando fue comprado por la sociedad de El Diario. Anteriormente había dirigido Letra Impresa, página literaria de LA MAÑANA que entonces dirigía César Jaroslavsky.
Cuando Chacho Jaroslavsky fue elegido Diputado Nacional, me encomendó la dirección de La Mañana cargo que ejercí durante algunos años. Luego lo hizo Gracia Jaroslavsky, siguiendo como colaborador de esta hoja hasta que, elegida Presidenta Municipal, me hice cargo, hasta el presente de la Dirección. Y ya van más de diez años. Mientras tanto, sigo colaborando con la página literaria de EL DIARIO (Paraná) y de EL NORTE (San Nicolás).
PERIODISMO RADIAL
No puedo soslayar mi incursión periodística en la Emisora San Martín, de Guido Anghilante, cuando transmitía por cable sus programas radiales desde calle Maipú. Allí hacía periodismo con comentarios de cine, junto a Eduardo Lorenzo,y de teatro y música. Recuerdo que en ese espacio entrevistamos a Mecha Ortiz cuando vino a presentar una obra de teatro en nuestra ciudad.
Luego vino la instalación de LT39 EMISORA Victoria, en 1972, a la que le pusimos “el hombro” varios amigos de G. Anghilante. Y allí hice durante un tiempo los editoriales de la radio, los días sábados, aparte del programa Buenas Tardes Hogar, donde hacíamos entrevistas a políticos, artistas, trabajadores sociales. Y teníamos varios micros, eventos sociales, todo ello mechado con buena música.
Durante varios años mantuvimos ese programa de una hora de duración, que se emitía de lunes a viernes.
Alguna esporádica incursión hice en Canal 3 de Rosario, y recuerdo una entrevista que junto con Gary Vila Ortiz le hicimos al filósofo español Julián Marías.
Todos ellos son hitos en ese hacer camino al andar para volver, siempre, a la letra impresa, al diarismo, al periodismo que se hace desde lo que se lee.
COLOFÓN
Ese hacerse en el periodismo fue la impronta de muchos que a la vez incursionan por la literatura. Nos íbamos fogueando en un quehacer que aprendíamos al lado de la máquina de escribir y con el olor a plomo de las linotipos. Hoy, claro, hay estudios de comunicación social con títulos universitarios. Los tiempos han cambiado. Y ese cambio provoca que haya profesionales recibidos en el actual arco periodístico.
Todo, pienso, debe estar dirigido a cumplir las premisas de un buen periodista. Con una prosa ágil, asequible al lector, y, a la vez, con la impronta que da el estar siempre al servicio de la verdad. Esa verdad que nunca será absoluta pero que cuando el periodista la respeta y la incorpora a su hacer, reditúa en un buen periodismo. Cuando se opina, el lector podrá estar o no de acuerdo con la opinión expresada. Pero esa opinión debe

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