miércoles, 8 de febrero de 2012

EL PENSAMIENTO LITERARIO DE UN GRAN ESCRITOR
Escribe Carlos Sforza*
He leído con placer el libro de Abelardo Castillo, “Desconsideraciones” (Ediciones Seix Barral, Bs.As., 2010, 256 p.). El autor es un gran escritor como lo ha demostrado en sus novelas, en su obras de teatro, en sus cuentos –“Las otras puertas”, mereció el Premio de Casa de las Américas, Cuba), en sus ensayos. Ha recibido importantes premios como el Premio Internacional de Autores Contemporáneos (UNESCO, París), Premio Municipal de novela, Premio Nacional Esteban Echeverría, Premio Konex de Platino.
EL LIBRO
“Desconsideraciones” es un libro que debe leerse porque en él, el autor trata diversos temas donde no sólo analiza autores, obras y temas de la literatura, sino que encuentra en cada uno de sus escritos reunidos en esta obra, el pensamiento literario de Castillo.
Trata a los escritores abordados como seres humanos que utilizan la palabra de una manera que va intrínsecamente ligada a lo que ese escritor es.
Diría que Abelardo Castillo pone una nueva luz sobre cada autor que trata, sobre la manera de escribir ese autor, y cómo, muchas veces, una crítica ligera (a veces interesada), lo ha destratado.
Comienza con Roberto Arlt y muestra los vericuetos de ese hombre que se convirtió luego en uno de los mayores autores del siglo XX. Trata lo que muchos han dicho sobre que Arlt escribía mal y sobre lo que también algunos han afirmado: la incultura del autor de “Los Siete Locos”. Y desmitifica esas aseveraciones. Sostiene que el propósito existencial de Arlt es ser feliz. Y cita al autor: “Yo escribo para ser feliz, escribo para saber cómo se puede llegar a ser feliz, dentro o fuera de la ley”. (p.19)
Habla del polaco Witold Gombrowicz, quien vivió muchos años en la Argentina y a quien leí en los sesenta en la revista Cero. Tiene un recuerdo muy especial para el argelino francés Albert Camus y rescata un párrafo de su obra que lo pinta de cuerpo entero. Escribió el autor de “El extranjero”: “La nobleza del oficio de escritor está en la resistencia a la opresión, y por lo tanto en decir sí a la soledad” (p.42).
Recupera al Poe de su última obra en prosa, “Eureka” y nos da muchos indicios sobre la misma que, la mayoría desconoce. Incluye una ponencia realizada por A. Castillo en el encuentro sobre Arte y Locura, en la Universidad Madres de Plaza de Mayo (1999) con la presencia de psiquiatras y psicoanalistas, y penetra y da a conocer sus ideas y sus dudas, sobre la locura en los artistas.
Por supuesto que no podía faltar un breve ensayo sobre Jean Paul Sastre, padre del denominado existencialismo ateo, y que tanta influencia tuvo en la generación de Castillo. Lo ubica como era realmente Sastre y su pensamiento y lo que denomina el autor “su formidable esfuerzo hacia la coherencia” (p.73). Incluye una entrevista que
le hizo Alejandro Margulis en “Los libros de los argentinos”. En ella es interrogado sobre la novela “La Casa” de Manuel Mujica Láinez. Y Castillo da respuestas acertadas, felices, de esa gran novela de “Manucho” que siempre tengo presente como una de las obras mayores de nuestra literatura.
Desfilan asimismo Ernest Hemingway, Esteban Echeverría de quien dice en el final de su nota: “Tal vez debamos volver a los escritores como Echeverría para entender qué podemos hacer todavía con nuestras palabras” (p. ll7).
Desde todo punto de vista es valioso el ensayo “Freud,el humanista del subsuelo”, donde analiza las teorías del creador del psicoanálisis y entronca la teoría freudiana con la literatura. Nos habla de Píndaro de quien dice que “(…) el de la lengua de miel, el más perfecto de los nueve líricos de Grecia, era el poeta del deporte” (p.143) y de allí deriva a los escritores que han tomado el deporte como tema, ya sea la corrida de toros, el box y, agrego, el fútbol como lo demostró Roberto Santoro en su libro “Literatura de la pelota”.
Nos muestra aspectos pocos conocidos de Rafael Barret, quien viajó al Paraguay y desde allí, según le dijo Roa Bastos, “fundó la literatura paraguaya”. Lúcido, A. Castillo trata el tema “Los intelectuales y el poder” que merece ser leído por quienes se dicen o creen ser intelectuales.
Uno de lo estudios profundos, escrito con fervor diría, es el que dedica a Horacio Quiroga. En seis secuencias nos muestra a un Quiroga que en muchos aspectos conocemos y en otros, nos lo descubre. Finaliza este ensayo con “El hermano Poe, el hermano Quiroga”, donde dice que Quiroga es”básicamente un creador de personajes y Poe de situaciones”. Ambos contaban historias, y por eso agrega que “Hoy no está de moda contar historias. Hoy se escriben textos. Ciertos prosistas mínimos han descubierto que la literatura es una combinatoria de signos, como si alguien hubiera ignorado hasta hoy que el Quijote o “Los asesinos” están hechos con palabras”. Y concluye afirmando que Quiroga, como tantos otros buenos escritores, “descubrió en algún momento de su vida una verdad trivial: escribir un cuento es el arte de contar una historia inolvidable de la única manera posible” (p.244/245).
“Desconsideraciones” es un libro en el que Abelardo Castillo nos da su interpretación que es a la vez, mostrar su pensamiento literario. Todo ello con la solvencia de un gran escritor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario