domingo, 1 de abril de 2012

“EL SUEÑO DEL CELTA”
Escribe Carlos Sforza*
He leído la última novela publicada de Mario Vargas Llosa: “El sueño del celta” (Alfaguara, Buenos Aires, 2011, 464 p.). La obra tiene como personaje central a un legendario irlandés, Roger Casement y transcurre en diversas épocas, donde se mezclan el presente con el pasado, y en diversos escenarios geográficos.
Si tuviera que definir a qué género de novela pertenece “El sueño del celta”, me inclinaría por ubicarla como una biografía novelada con algunos matices de la novela biográfica. Recordemos que la primera “es historia, contada con procedimientos novelescos y en la que el autor inventa diálogos o escenas que pudieran haber ocurrido” (M. Gálvez). La novela biográfica es una verdadera novela, en la que sobresale un personaje.
Pues bien, Mario Vargas Llosa usa procedimientos que pertenecen a ambos subgéneros de la novela histórica. Por supuesto que se ha informado, que ha consultado archivos, a personas y ha visitado los lugares donde transcurren los hechos que narra.
Asimismo tiene un mensaje claro: la lucha contra el colonialismo. En las tres grandes partes en que se divide la novela: El Congo, La Amazonía e Irlanda, asistimos al descubrimiento por Roger Casement del colonialismo y, por supuesto al ir comprendiendo lo que es el colonialismo, desemboca en el que ejerce Inglaterra sobre Irlanda. De a poco y dolorosamente, el personaje hace su aprendizaje y a la vez encuentra un rumbo a su vida al comprometerse, con los peligros consiguientes, en la lucha contra el colonialismo inglés.
Roger Casement nació en Dublín el 1 de septiembre de 1864. Nos narra parte reconstruida de su infancia y de la muerte de su madre cuando él tenía 9 años. Gozaba de la vida al aire libre y de la natación como que ganaba casi todos los torneos en los que participaba. Ya pasada la adolescencia y siendo joven, entró en el Foreign Office inglés y fue destinado como Cónsul en Nigeria, en Maputo y Angola. Luego fue destinado al Congo en 1903. Su misión era verificar sobre el terreno qué había de cierto sobre las denuncias de iniquidades que se cometían contra los nativos en la extracción del caucho en el Congo de Su Majestad Leopoldo II, rey de los belgas.
Allí comienza su experiencia sobre lo que era el colonialismo en esa parte de África y recoge en situ y con testimonios de los que allí estaban, las verdades sobre la explotación que los europeos hacían de los nativos bajo el engaño de llevarles la civilización con todas sus bondades.
En 1910 llegó a la Amazonía peruana, con una comisión, para investigar las denuncias sobre asesinatos, torturas, violaciones, vejámenes de todo tipo que en el Putumayo peruano cometían los hombres de la Peruvian Amazon Company que presidía Julio C. Arana y estaba registrada como compañía inglesa y cotizaba en la Bolsa de Londres. Pasando mil penurias e interrogando a los indígenas que estaban prácticamente esclavizados y a los de Barbados que también trabajaban en la Compañía que explotaba el caucho, tomó cabal conciencia de las atrocidades que bajo el lema de llevar la civilización y la cultura, realizaba el colonialismo.
Por último y con gran prestigio, conforme se dieron a conocer los informes sobre el Congo y sobre la compañía inglesa en Europa, regresó a Londres y a Irlanda y empezó su lucha por la liberación de su país de origen del colonialismo inglés. Durante la primera guerra mundial, se produjo en Semana Santa la insurrección armada de los irlandeses que fue aplastada y sus jefes condenados a muerte.
Roger Casement buscó el apoyo de Alemania que proveyera armas a los insurrectos y a la vez que permitiera formar con los prisioneros irlandeses, una brigada para atacar a los ingleses que para él, a esa altura, eran el enemigo de Irlanda como colonizadores.

Todos estos episodios están mechados con incursiones del presente que vive en la cárcel Casement, pues fue tomado prisionero y condenado a muerte por traidor a la patria por los ingleses. En la prisión, espera el pedido de clemencia que había planteado. Por otra parte se habían publicado unos diarios íntimos que él llevaba, con historias breves sobre sus escabrosas actividades sexuales, muchas imaginadas más que vividas y ello, entre sus compatriotas produjo en muchos de ellos un desprecio hacia quien de buena fe había luchado por la liberación de Irlanda.
“El sueño del celta” es una novela que debe leerse con atención y cierta paciencia por las descripciones que el autor hace de lo sucedido en el Congo Belga, en la Amazonía y en Irlanda. La parte final, quizá se torne más ágil para la lectura pero en su totalidad estamos ante una nueva novela de Mario Vargas Llosa que no hace sino reafirmar sus calidades de gran novelista.

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