sábado, 28 de abril de 2012

DE LA ÉPICA A LA NOVELA


Escribe Carlos Sforza*

Carlos Fuentes, el gran escritor mexicano hace una distinción muy clara y plantea dos posiciones encontradas sobre la épica y la novela, en su última obra publicada este año: “La gran novela latinoamericana”.

Es interesante leer las apreciaciones de Fuentes puesto que siempre se ha dicho que la novela es la continuación de la épica (o epopeya). Pensemos que para muchos autores, la épica desplazó al mito. Y cuando aquélla era la forma de narrar hechos y presentar personajes heroicos, aparece la novela moderna y desplaza a la épica.

Épica proviene del griego epos=narración. Se ha dicho que como adjetivo, el término puede aplicarse a todo tipo de literatura narrativa. Pensemos que la épica nos remite a la epopeya que conforme los preceptistas, tiene una acepción muy amplia.

Federico Carlos Sainz de Robles en su “Ensayo de un Dicciconario de la Literatura”

Sostiene que epopeya es el poema más importante que puede concebir el ingenio humano. Es la narración poética de una acción grande, memorable y extraordinaria, capaz de interpretar a un pueblo y a veces a la Humanidad entera” (T. I, p.381). Coloca entre las denominadas epopeyas naturales a La Ilíada, La Odisea, el Ramayama, Los Nibelungos, el Poema del Cid…

Carlos Fuentes, a raíz de uno de los ensayos de su nuevo libro, cuando habla del cronista español de la épica conquista del Imperio Azteca, Bernal Díaz del Castillo, lo considera nuestro primer novelista pues en su libro Verdadera historia de la conquista de la Nueva España, trata de un mundo ya desaparecido cuando lo escribió y en consecuencia “Está en busca del tiempo perdido”: De allí que el mexicano lo considere nuestro primer novelista. Sostiene que se trata de una épica vacilante, y, al serlo, deja de ser épica para ser novela. Porque, afirma Fuentes, “una novela es algo contradictorio y ambiguo”.

De allí parte para decirnos que Bernal al escribir la primera épica europea del nuevo mundo en realidad describe la realidad de, precisamente, un nuevo mundo. Y acota el autor: “(…) mientras que la épica, de acuerdo tanto con el filósofo español José Ortega y Gasset como con el crítico ruso Mijail Bajtin, sólo se ocupa de lo que ya es conocido.

Hay un hecho sabido y que recuerda Fuentes, y es el que los teóricos literarios oponen la épica a la novela. Ortega y Gasset afirma que la novela y la épica son “exactamente lo contrario. La segunda nos habla del pasado, del mundo que fue. Y así, el filósofo español dice que “Homero no pretende contarnos algo nuevo. Lo que sabe, los oyentes ya lo saben, y Homero sabe que lo saben”.En suma, cuando aparece un poema épico, cuenta un relato conocido. En cambio, según el criterio de M. Bajtin, la novela es la operación literaria basada en la novedad. Con el mismo criterio que Ortega, el ruso piensa que la épica trata de un tiempo perimido. De un “mundo comprendido (o comprensible)”.

Carlos Fuentes incursiona por otras posiciones contrarias a las expuestas por el español y el ruso. Así nos recuerda que Hegel le confirió a la épica otro lugar en el discurso literario, “el de hacer añicos, precisamente el mundo precedente. El mundo del mito. Es algo dinámico que nos arranca de nuestro lugar y nos transporta a las luchas de Ulises, a sus viajes… Asimismo, Fuentes nos introduce en el pensamiento de la pensadora francesa Simone Weil, ya que se opone a la visión orteguiana de la épica y sostiene que La Ilíada “es un movimiento inconcluso, cuyo mensaje moral está en espera de cumplirse en nuestro propio tiempo”.

Es sumamente interesante estudiar las conclusiones que hace Carlos Fuentes sobre el libro de Bernal, ya que su memoria en el recuerdo del novelista está marcado por los rasgos que son realmente novelísticos y que enumera y vienen bien para emparentar la épica con la novela: l) Amor por la caracterización, 2)Amor por el detalle que desacraliza las figuras épicas, 3) Amor por la murmuración, 4) Grandes retratos sociales, 5) La teatralidad y la intriga y agrega un sexto aspecto que es “el drama de la voluntad contra el destino. La determinación contra el hado.”

Todo ello hace que encontremos, de una u otra forma, la continuación de la épica en la novela moderna. Novela moderna que ha ido evolucionando y a la que es muy difícil encasillar hoy en día. Y lo es porque en esa evolución, presenta caracteres que hacen que se vulneren formas tradicionales, se incorporen nuevas estructuras, nuevas voces, se introduzcan zonas grises. En suma, que sea una obra, como dijera Camilo José Cela, en la que debajo del título se pueda poner su género. Es decir, novela.









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