sábado, 16 de julio de 2011

REEDICIÓN DE UN POEMARIO
Escribe Carlos Sforza*
Acaba de publicarse la segunda edición del poemario LA MEMORIA MÁS ANTIGUA de Jorge Isaías (Editorial Ciudad Gótica, Rosario, mayo de 2011, 44 pp.).
El autor de este poemario nació en Los Quirquinchos (Santa Fe) en 1946 y reside en Rosario.
Entre las obras publicadas se destacan las que abordan la poesía y la prosa. Publicó “La búsqueda incesante”, “Poemas a silbo y navajazo”, “Oficios de Abdul”, “Crónica gringa” (con varias ediciones), “Cartas australianas”, “Poemas de amor”, “En carne viva”, “Y su memoria olvidó”, “Prosa sin prisa”, “Un verso recordado”, “Pintando la aldea”, “El fabulador y otras sepias”, “Como un caballo salido del mar”, “Almacén Las Colonias”, “Las calandrias de Juanele”. Ha dirigido Ediciones LA CACHIMBA y, como profesional, es Licenciado en Letras por la Universidad de Rosario. Ha presidido la SADE de la vecina ciudad santafesina.
El libro que acaba de aparecer, en su primera edición fue publicado en 1982. Ahora esta reedición muy bien presentada, tiene prólogo de Alma Maritano y palabras introductorias del propio poeta.
Se trata de un libro que, a través de los versos de Isaías, recupera la memoria de su tierra natal, de personajes, con un hálito mítico que como una sutil neblina, surca cada verso.
No podemos dejar de hacer notar el tratamiento que Jorge Isaías da a cada tema. De qué forma entra en ellos, sean personajes, momentos del campo o estaciones psicológicas del autor que rememora sus pasos infantiles, para no sólo recuperarlos como una realidad que fue, sino hacerlos presentes a través de los poemas que desfilan y desgranan esos recuerdos.
Hay, sin dudas, un juego claro entre memoria y olvido. Y cómo el poeta logra sacar del baúl de la memoria aquello que sus versos necesitan recordar y tienen para él, claro, una pervivencia que no tolera el olvido. Más aún, que por sí mismos entran en el juego poético y se corporizan a través de la carnadura que Jorge Isaías sabe darles adecuadamente a cada uno de ellos.
Hay personajes que, a través de versos breves, casi diría ascéticos pero de alto valor poético, son retratados con una nitidez notable. Tal el caso de “Don Ramón el oriental” (p.22). O con mayor despliegue verbal, “El viejo Pichi” que concluye con estos seis versos: “Se murió don Pichi. Después de su Calabria,/ el vasto mar y sus sesenta años/ exhumando recuerdo en esta tierra./ Lo enterraron con su sombrero aludo/ y negro, los zapatos que nunca se había puesto/ y la más humilde de mis pipas viejas” (p.25). O el retrato simple, poético de “Mingariello” que comienza así: “Tuvo un piloto de color anual/ -con grandes lamparones/ de mugres y de aceites-, una calva/ pequeña de pájaro y una boca/ balbuceante y desdentada” (p.17).
Pero esos retratos de personas y personajes de su pueblo, no agotan este poemario. Porque late, en todo momento el aliento poético de Isaías que sabe darle la cobertura apropiada a cada poema y, a la vez, el temple de ánimo que es imprescindible en una poesía para que ella sea eso: poesía.
Un verdadero regalo para el espíritu esta reedición de LA MEMORIA MÁS ANTIGUA de Jorge Isaías.
*Blog del autor: www.hablaelconde.blogspot.com

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