CUENTO Y NOVELA EN JULIO CORTÁZAR
Escribe Carlos Sforza*
Siempre es bueno conocer el
pensamiento de los grandes narradores sobre lo que piensan sobre el cuento y la
novela. Mucho se ha hablado de ambos géneros dentro del canon. Pero, a la vez,
siempre hay aportes nuevos. Y no solamente nuevos, sino también, reafirmación
de lo que antes se ha dicho y escrito sobre el tema.
Por eso considero valioso conocer
lo que Julio Cortázar pensaba sobre el cuento y la novela. Y para ilustrar el
pensamiento del autor es interesante consultar sus Clases de Literatura en
Berkeley 1980, que acaba de publicar Alfaguara.
Para Cortázar en la creación de una
narración se puede hablar de forma y de estructura. Es claro que para el caso
de la forma puede, en su visión, ser algo dado por la naturaleza. En cambio la
estructura supone “una inteligencia y una voluntad que organizan algo
articulado”.
Las diferencias entre el cuento y
la novela son claras para quien escribe. Y lo son, asimismo, para los críticos
y formadores del canon como, ¿por qué no?, para los lectores.
Cortázar en su ya comentada primera
clase en Berkeley, afirma que “Por el lado de la estructura podemos acercarnos
un poco más al cuento porque, si me permiten,
una comparación no demasiado brillante pero sumamente útil, podríamos
establecer dos pares comparativos: por un lado la novela y por otro, el cuento.
“Grosso modo” sabemos muy bien que la novela es un juego literario abierto que
puede desarrollarse al infinito y que según las necesidades de la trama y la
voluntad del escritor en un momento dado termina, no tiene límite preciso. Una
novela puede ser muy corta o casi infinita, algunas novelas terminan y uno se
queda con la impresión que el autor
podría haber continuado, y algunos continúan
porque años después escriben una segunda parte. La novela es lo que
Umberto Eco llama la obra abierta: es realmente un juego abierto que deja
entrar todo, lo admite, lo está llamando, está reclamando el juego abierto, los
grandes espacios de la escritura y de la temática. El cuento es todo lo
contrario: un orden cerrado. Para que nos deje la sensación de haber leído un
cuento que va a quedar en nuestra memoria, que valía la pena leer, ese cuento
será siempre uno que se cierra sobre sí mismo de una manera fatal”.
Esa apertura de la novela hace que
muchas veces, el propio lector sea un continuador de la misma. Por otra parte y
a diferencia del cuento, la novela es como un gran delta donde hay muchos
canales de agua, y muchas corrientes que se dispersan y luego pueden unirse. E.
M. Foster, autor entre otras novelas de “Pasaje a la India ”, describe a la novela
como “una de las más húmedas zonas de la literatura, irrigada por centenares de
riachuelos y ocasionalmente degenerada
en un pantano” (“Aspectos de la novela”).
Asimismo no debemos olvidar que Roger Caillios consideraba a la novela
como un género literario… “¡en el que caben todos los géneros!” y agrega que
“No existe regla para medir a la novela: ella es puro contenido (no pura forma
ni puro relato). Si con algún otro arte pudiera compararse será con el cine,
por su enorme libertad y su carácter de infinitud” (“Sociología de la novela”).
Julio Cortázar en su clase aludida,
compara el cuento con la esfera. Y tiene mucha razón al hacerlo y él lo
demostró con sus más que excelentes cuentos. Dice: “Alguna vez he comparado el
cuento con la noción de la esfera, la forma geométrica más perfecta en el
sentido de que está totalmente cerrada sobre sí misma y cada uno de los
infinitos puntos de su superficie son equidistantes del invisible punto
central. Esa maravilla de perfección que es la esfera como figura geométrica es
una imagen que me viene bien también cuando pienso en un cuento que me parece
perfectamente logrado. Una novela no me
dará jamás la idea de una esfera; me puede dar la idea de un poliedro, de una
enorme estructura. En cambio el cuento tiende por autodefinición a la
esfericidad, a cerrarse, y es aquí donde podemos hacer una doble comparación
pensando también en el cine y en la fotografía: el cine sería la novela y la
fotografía, el cuento”. Y agrega: “una película es como una novela, un orden
abierto, un juego donde la acción y la trama podrían o no prolongarse”.
Advirtamos cómo Cortázar vuelve a la comparación de la novela con el cine, que
en1942 ya hacía Roger Caillios.
Por supuesto, podríamos decir, nada
nuevo hay bajo el sol. También el autor de “El perseguidor” pone de relieve en
el cuento, elementos esenciales que otros narradores y críticos han destacado
Por ejemplo nos dice con respecto al cuento que “Podría hablar, y lo he hecho
ya alguna vez, de intensidad y de tensión. Son elementos que parecen
caracterizar el trabajo del buen cuentista y hacen que haya cuentos
absolutamente inolvidables como los mejores de Edgar Allan Poe (…)”.
No en vano, y concordante con lo dicho
por Cortázar, Juan Bosch sostenía que la novela es extensa y el cuento es
intenso. A su vez, Enrique Anderson Imbert decía que el novelista nos da una
concepción del mundo “en un vasto conjunto de sucesos”, mientras que “el cuentista
aprieta su materia hasta darle una intensa intensidad total”.
Mucho más podríamos agregar a lo
dicho. Pero es a intención de esta nota, poner brevemente de relieve a los
lectores, cuál era el pensamiento de Julio Cortázar sobre el cuento y la
novela. Géneros en los que él, sobresalió de manera notable para convertirse en
uno de los grandes narradores del siglo veinte.
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