jueves, 19 de julio de 2012

PROFUNDA VOZ POÉTICA


Escribe Carlos Sforza*

Julio Luis Gómez es un destacado poeta que nació en Santa Fe donde reside. Las primeras creaciones de Gómez que conocí hace varios años, se centraban en la forma de sonetos y, esas composiciones tenían un verdadero valor ya que en la ajustada estructura de los catorce versos, el autor demostraba su calidad poética.

Hacía algunos años que no tenía un contacto directo con Julio Luis Gómez. Precisamente ello ocurrió el 16 de junio en la tercera edición de la feria Paraná Libro 2012.

Después de un caluroso reencuentro, puso en mis manos su poemario “Razón de mí” (Ediciones Universidad Nacional del Litoral, prólogo de Adriana Cristina Crolla, Santa Fe, 2006, 58 p.).

Ha sido, sin dudas, un doble encuentro: físico con el poeta y espiritual con la lectura de su libro. Ello ha hecho realidad que pudiera charlar unos instantes en el ajetreo de la feria con Gómez y, luego, en la tranquilidad de mi casa, haya gozado de su poesía.

Adriana Cristina Crolla en las palabras preliminares, hace una breve pero exhaustiva incursión por lo que es el poeta y la poesía. Lo hace a través de los tiempos desde los griegos con Platón hasta nuestros días. Y es para situarnos frente a esta entrega de Gómez, que realiza ese periplo histórico. Para, con claridad, decir que “Razón de mí, libro de impecable factura, cumple con todos estos requisitos”. Y los requisitos a que se refiere Crolla son los que ha desenvuelto previamente.

Las diecinueve poesías que integran el libro no hacen sino confirmar la calidad lírica de Gómez. Y esa calidad se presenta con una carnadura que no recurre a falsos oropeles, sino a una concentración, muchas veces ascética, en cada uno de los versos.

Hay, sin unas una búsqueda de sí mismo en estas creaciones. Búsqueda que no es sino un mirarse interiormente y encontrar, o al menos tratar de encontrar, la propia esencia que sustenta la existencia en una actitud poética.

No se queda el creador en un autismo que se cierra en el yo. Al buscarse interiormente no hace sino un movimiento hacia sus profundidades para luego regresar a la otredad. El poeta no está solo. Vive en el mundo y comparte un encuentro dialógico con lo exterior y con el otro. Graciela Maturo al estudiar la novela de Marechal, “El Banquete de Severo Arcángelo”, dice que “Nos afirmamos en la noción del lenguaje como creación individual y colectiva que despliega el sentido de la cultura y se hace cauce profundo del devenir histórico; dentro de esta concepción tiene fundamental importancia el lenguaje poético (sin distinción de géneros) por constituirse en lenguaje por excelencia simbólico, y por lo tanto, denso de significaciones conscientes-trasconscientes que desocultan el Ser y manifiestan todo el ámbito de lo humano”.

Julio Luis Gómez bucea en la esencia de la poesía, y lo hace con versos ajustados, con esa levedad que reclamaba Italo Calvino, para de esa manera llegar a la meta, al centro de la creación poética. Los diecinueve poemas del libro no guardan una unidad formal. Pero sí lírica. Pues la carnadura que da a sus versos Gómez es variada. Y, como es un verdadero artífice del verso clásico, concluye la obra con cuatro hermosos sonetos que muestran un estilo y una manera de expresarse, que, diría, es característica del creador.

Todo ello hace que haya sido un gozo la lectura y relectura de “Razón de mí”. Y que

sigan escuchándose voces profundas y verdaderamente líricas como la de Julio Luis Gómez.







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