sábado, 9 de octubre de 2010

LO UNIVERSAL, LO PERSONAL Y LAS MASAS
Escribe Carlos Sforza*
Releyendo la obra de Gabriel Marcel, filósofo de la existencia que, como a muchos, me marcó en la pasada década del cincuenta, me encontré con las reflexiones del autor de “El misterio del ser”, sobre lo universal y las masas. Precisamente esas reflexiones están en su libro “Los hombres contra lo Humano” que en la Argentina publicó Hachette en 1955.
En estos tiempos de degradación y “cambalache”, el pensamiento del filósofo francés nos sirven para que nosotros podamos meditar también, sobre lo que nos ha llevado adonde estamos hoy. Porque es cierto que nada surge de la nada, que hay una razón o sinrazón que lleva a ciertos estados a los pueblos y a las comunidades que los integran.
Gabriel Marcel sostiene que el principio de toda su obra se centra en la “íntima conexión entre reflexión y misterio”. Y ante el avance de la técnica, piensa que precisamente ese avance conspira contra la reflexión pues crea una atmósfera antiespiritual que no favorece en nada la reflexión.
LO UNIVERSAL
Afirma Marcel que “lo universal, es el espíritu, y el espíritu es amor”. Y, como consecuencia de esta afirmación, busca su fundamento y dice en consecuencia que “(…) Sobre este punto como sobre tantos otros, es a Platón a quien tenemos que volver, y no, por supuesto, a la letra de una filosofía que por otra parte no nos ha llegado precisamente más que bajo su aspecto exotérico, sino al mensaje esencial que aquélla, todavía hoy, nos aporta. Entre el amor y la inteligencia no puede haber verdadero divorcio”. Y agrega que “la inteligencia y el amor son lo que hay de más concreto en el mundo”.
Cuando prima entre los hombres la inteligencia, y se consubstancia con el amor, las cosas marchan sobre caminos llanos, sin abismos insondables. Caminos que no sólo debemos transitar, sino que debemos hacer al andar como escribiera Antonio Machado.
LO PERSONAL
Cuando se da esa comunión del espíritu igual al amor, uno solo en un ser humano, estamos sin dudas ante una persona. Ser espiritual por excelencia, como sostenía el filósofo italiano Michele Federico Scciaca. Precisamente la persona trasciende al individuo para constituirse en un ser donde lo espiritual se manifiesta en todo momento, que es ella misma y no un ente o un número puesto como identificación en los regímenes carcelarios sea dentro de una institución o de un estado.
De allí que cuando se es persona, como decía Emmanuel Mounier, “la acción personal es afirmación e inserción concreta, con responsabilidad asumida en un mundo de situaciones”. No es aislamiento, no es el sálvese quien pueda, no es mirar para otro lado ante situaciones concretas, no es aislarse en un autismo que pretende sacarnos de un mundo que nos circunda y camina en descenso en vez de buscar el ascenso, sino buscar mejorar ese mismo mundo que debemos construir todos, con todos, y cada uno en su lugar y su situación concreta, poniendo sus talentos al servicio del amor que nace de la persona por ser un individuo que no se agota allí porque es una persona.
LAS MASAS
¿Qué son las masas en el pensamiento marceliano? Él lo aclara perfectamente cuando afirma que “las masas son lo humano degradado, son un estado degradado de lo humano”. Y agrega: “No tratemos de persuadirnos de que una educación de las masas es posible: hay ahí una contradicción en los términos. Sólo el individuo, o más exactamente la persona, es educable. Fuera de eso no cabe sino el amaestramiento. (…) Las masas son esencialmente –digo esencialmente- fanatizables; la propaganda ejerce sobre ellas una acción electrizante, mantiene en ellas no la vida, sino la apariencia de la vida”.
Hoy se advierte en muchas partes del mundo, incluida claro la Argentina, ese fanatismo que emerge de las masas amaestradas por la propaganda, por las dádivas, por los halagos y las promesa que jamás se cumplirán.
Estamos en un mundo acelerado, donde todo es igual: “la Biblia y el calefón”, “San Martín y la Mignon” (¡cuántas verdades nos dejó Discépolo!). Hay un desprecio irracional por la vida; asistimos a un espectáculo que sin dudas horroriza si miramos a través de él hacia el futuro. Pero, como sucede en la historia de los pueblos, hay esperanza. Hay reductos de personas que no son masa. Hay reservas morales, espirituales. Hay gente que sin alharacas, trabaja diariamente para superar esos estadios a que nos llevan la propaganda, la desfachatez de muchos, sean autoridades o simples militantes fanatizados por pertenecer a la masa, la dialéctica del amigo-enemigo, el afán del lucro sin límites, y tantos otras actitudes y hechos que anulan la persona humana.
COLOFÓN
Como nota final de estas acotaciones, merece tener en cuenta algo que afirma Gabriel Marcel, y es lo siguientes: “Hay que comprender que la universalidad se sitúa en la dimensión de la profundidad y no de la extensión”. Y esto vale puesto que alguien desaprensivamente, puede decir que con la globalización asistimos a la universalidad. Y no es así pues aquélla nos habla de extensión y ésta, de profundidad. Lo ideal sería pues, que ambas confluyeran y la profundidad se globalizara. Mientras tanto, tratemos de seguir haciendo camino desde la persona para que no nos aplaste la masa y pueda surgir plenamente lo universal.

1 comentario:

  1. Dice Ortega y Gasset:..."En rigor la masa puede definirse, como hecho psicológico...masa es todo aquel que no se valora a sí mismo-en bien o en mal-por razones especiales, sino que se siente "como todo el mundo", y, sin embargo, no se angustia, se siente a sabor al sentirse idéntico a los demás"...(La rebelión de las Masas). Es para seguir reflexionando sobre este fenómeno que nos aconpaña desde ya varias décadas, y al que debemos tratar de superar para no caer en la mediocridad de la masa, sino lograr alcanzar la universalidad a la que hace referencia el autor de la nota, reconocer la profundidad del Ser, que sin lugar a dudas, no se consigue en las masas.

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