miércoles, 25 de agosto de 2010

LOS “CUADERNOS” DE SEBRELI
Escribe Carlos Sforza*
Juan José Sebreli es uno de los prolíficos ensayistas argentinos actuales. Desde su libro inicial “Martínez Estrada, una rebelión inútil” (1960), sus aportes se traducen en dieciséis obras publicadas, en las que ha enfocado diversos temas sobre personas, movimientos, hechos realidades de un mundo cambiante del que él, a sus ochenta años de edad, es un fiel testigo. Testigo porque ha vivido muchos de los hechos y temas estudiados en sus ensayos y porque a la vez, ha tenido la capacidad y lucidez para abordarlos en libros que forman parte de una importante bibliografía ensayística argentina.
Ganador del premio de Ensayo del concurso Debate/Casa de América 2008 por “Comediantes y mártires”, ha recibido también el Premio Konex y el de la Academia Argentina de Letras. Ahora nos sorprende con “CUADERNOS” (Sudamericana, julio de 2010, 368 págs.). Y digo que nos sorprende, puesto que esta obra escapa a lo que consideramos ensayo para entrar en una categoría que en nuestro país no tiene muchos antecedentes, ya que en el libro se reúnen diversos escritos, parte de diarios, de apuntes, de reflexiones, de experiencias. Esa reunión que pudiera devenir en un conglomerado híbrido, gracias a la pluma sagaz de Sebreli se convierte en una obra coherente ya que a pesar de la disparidad de temas abordados, algunos más extensamente que otros, hay un hilo interior que los une. Y la lucidez del autor ha extendido ese hilo de tal manera que logra ofrecernos una obra diferente a sus anteriores libros, pero que muestra el pensamiento y la penetración analítica del autor.
EL LIBRO
En lo que podríamos llamar introducción o prólogo a la obra, Juan José Sebreli advierte que “Este libro no alude en el título al contenido sino al objeto donde fue escrito y cuyo nombre designa, además, un subgénero dentro del vasto género del ensayo, que permite pasar de un tema a otro con una libertad sin límites” (p.9). Ese objeto del que nos habla el autor, él lo explica cuando se refiere a las libretas o cuadernos, que muchos escritores han usado para sus anotaciones. Que han llevado consigo por su manualidad y donde asientan datos, lugares, personas y personajes, cosas que pueden interesarle a posteriori o bien que son de utilidad casi instantánea como un número de teléfono, una dirección, el nombre de un libro.
Así recuerda los cuadernos Moleskine en los que Van Gogh y Matisse dibujaron en sus páginas, los cuadernos de Thomas Mann, el famosos “Cuaderno San Martín” que incluso, dio título al recordado poemario de Jorge Luis Borges de 1929. Una larga serie de cuadernos desfilan por las primeras páginas del libro como una manera, diría casi innecesaria tratándose de Sebreli, de justificar su “Cuadernos” que por sí mismo, al leerlo, se justifica.
Recuerda la tradición argentina del siglo XIX con los diarios de viajes y crónicas de costumbres de Sarmiento, y los escritores de la generación del ochenta, adoptado “de modo algo frívolo”. Aparecen los nombres de Lucio V.Mansilla, Eduardo Wilde y Miguel Cané. Nos recuerda el cambio de comienzos del siglo pasado, cuando desde el periodismo en diarios y revistas, aparecieron las notas de Juan José de Soiza Reilly y Roberto Arlt. Encontramos el advenimiento de los periodistas escritores, con sus investigaciones, como las encuestas y testimonios de Jean Paul Sastre y los reportajes que dieron nacimiento a la “no ficción” en la pluma de Truman Capote.
En la confrontación entre lo académico y lo popular, Sebreli halla un punto de contacto que rompe esos compartimientos estancos. Si sobre la cultura de élite y la popular, Gorge Steiner decía que son “conversaciones académico-periodísticas, el formato en la actualidad”. A lo que el autor de este libro agrega que “Más allá de las relaciones interdisciplinarias se trata de una perspectiva transdiciplinaria”.
En la parte final de su introducción, nos dice Sebreli que “Estas notas sueltas lejos de oponerse a los grandes relatos, son trozos de aquéllos. Cada momento es una forma cerrada en sí misma, muestra una independencia anárquica frente a lo demás, pero la lectura del conjunto revela la identidad del autor y su concepción del mundo”. Que es, en suma, el hilo conductor, al que me referí antes, que une lo que podría aparecer como caótico.
LAS PARTES
Dividido en varias partes o secciones, nos encontramos con Vida Cotidiana, donde nos muestra su visión de personas con sus anécdotas, convertidas a veces en personajes. Nos habla sobre la amistad entre escritores, músicos y hasta personajes de ficción del cine como el caso del dúo Laurel y Hardy. Hace acertadas referencias a la enfermedad y a lo que muchos llamaron “el discreto encanto de la enfermedad”. Recuerda claro, a Bocaccio y El Decamerón, en época de la gran peste, a Emilio Zola en “Naná”, a Hölderling, Artaud y tantos otros. Como a la novela de Camus, “La peste”. Es atrapante cómo Sebreli logra enlazar la enfermedad con la vida real de creadores y obras de ficción y a la vez, relacionarlas con el cine. Es claro que el autor es un reconocido cinéfilo.
En Historias de Vida, rescata apuntes y recuerdos de personas, convertidas ya en personajes, de la vida real. Las duquesas rusas, devenidas espías, emuladas por las damas del Kremlin como María Rosa Oliver, Delia del Carril, la Tota Cuevas y otras. Nos deslumbra con la figura y las anécdotas de Cabito Bioy (primo de Adolfo Bioy Casares) ya que es un personaje de un Buenos Aires desaparecido, pintado con rasgos claros, que muestran la maestría de Sebreli para hacerlo. Como también el fotógrafo IAROS. Sin tapujos pueriles o pacatos, el autor nos habla del Frente de Liberación Homosexual del que él fue fundador y la incorporación al mismo de Néstor Perlongher. Nos muestra asimismo, una semblanza muy bien delineada de Blas Matamoro.
En el apartado Cine, relata vivencias de un auténtico cinéfilo cuando nos habla de la mujer fatal, de Humphrey Bogart, de Greta Garbo, de Orson Welles y del cine argentino. En Ciudades, Sebreli se detiene en Buenos Aires de la que, dice, hay dos solamente en el mundo que se le parecen: Montevideo y Rosario. En Cultura de masas reivindica la música y los artistas. Dedica una larga nota a Catita, a Charlo y recupera otros del viejo cabaret y de tiempos posteriores.
Tiene una sección de Citas, donde transcribe esencialmente párrafos de las novelas negras, especialmente de Raymond Chandler del que dice que “muestra la incidencia en sus obras de la literatura y el teatro inglés, sobre todo los diálogos ingeniosos y cínicos a lo Oscar Wilde” (p.233). También incluye diálogos de películas. En la parte denominada Libros, Sebrelli habla de los jóvenes y los libros, de los políticos y los libros, se pregunta si llegará el fin del libro. Nos habla del ya famoso y casi olvidado Diario de Bioy Casares y sus diálogos y chimentos, cáusticos, con Borges. Quiero, asimismo, destacar la parte dedicada a Roberto Arlt ya que en ella, encuentro muchos aciertos sobre la personalidad y la obra del autor de “El juguete rabioso” Dice Sebreli que en los años cincuenta del siglo pasado, encontró por casualidad “Los siete locos” de Arlt y al leerlo, él que estaba imbuído como tantos de nosotros de la filosofía existencialista, encontró que Roberto Arlt había sido un precursor del existencialismo algunos años antes del auge de esta corriente en Europa. Un artículo, éste sobre el autor de las siempre nombradas aguafuertes, donde entre otras cosas, tipifica los atributos de las ficciones arltianas. Dice asimismo que este autor “heredero de las letras europeas, las reivindicaba frente a quienes se aferraban a la tradición vernácula”. Lo sitúa en una línea media, distante de los famosos grupos de Florida y Boedo.
Sobre Políticas, desnuda lo que fue y significa el mayo francés con un análisis lúcido y esclarecedor. Cuando trata el tema de los guerrilleros y militares argentinos, hace también un buen estudio, separa las aguas y pone las cosas en su lugar. Su mirada no es sesgada sino total. Se completa la obra con otros variopintos temas, como la sexualidad, el tiempo, el riesgo de pensar donde incursiona sobre el pesimismo y el optimismo, su explicación de por qué es agnóstico para cerrar el libro sobre Los finales que es como si se pusiera punto a lo que se abrió con Los comienzos.
COLOFÓN
Un nuevo libro, diferente a los demás en su formato, pero con la coherencia del pensamiento que ha desarrollado Juan José Sebreli a lo largo de su prolífica producción ensayística. Se puede disentir, y de hecho yo disiento, de algunas afirmaciones o pensamientos del autor. Estamos ante una obra abierta, pensada, que admite disensos y, a la vez, diálogo. Que es la manera de ampliar el pensamiento propio y el ajeno. Que en estos tiempos confrontativos y de pensamiento, único es un placer leer.

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