martes, 11 de enero de 2011

ROBERTO ARLT EN ESCORZO
Escribe Carlos Sforza*
Quiero presentar la figura de Roberto Arlt bajo algunos aspectos que, quizá, han sido poco tratados cuando se habla de su obra como escritor.
En primer lugar debemos situarnos en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado. Él había nacido en Flores (Bs.As.) en abril de 1900 y murió en Buenos Aires en 1942.
Era un descendiente de inmigrantes que, como muchos, se afincó en la Capital Federal y desde allí, buscó por distintos caminos una posición en la que comenzaba a convertirse en gran urbe sudamericana.
EL ESCRITOR
Sabemos que Roberto Arlt luchó para ascender en un ambiente literario donde se producía el roce y la controversia entre los grupos de Florida y de Boedo. Arlt no pertenecía a ninguno de ellos de manera directa. Era lo que hoy llamaría un francotirador. Estaba por encima de las rencillas literarias protagonizadas por ambos grupos que, vale recordarlo, tenían en sus filas a destacados escritores que comenzaban a perfilarse por peso propio. Atrás quedaban los que hasta entonces habían monopolizado las letras argentinas desde Buenos Aires. Era la irrupción de nuevas voces (a veces convertidas en parricidas) que intentaban imponer su escritura en un ambiente que, sien dudas, no era de fácil acceso.
No es tarea sencilla entender a Arlt si no se hace un estudio del ambiente del cual procedía y en el que trataba de insertarse. Se ha estudiado, es cierto, cuáles eran los saberes que estaban al alcance de la gente común, del pueblo, que no tenía acceso a la universidad ni a estudios superiores. Y las herramientas de aquellos muchachos que quizá cursaron sólo la escuela primaria, que era gratuita y obligatoria, fueron los saberes populares. Que se limitaban a la química, la metalurgia y la física, que se obtenían en publicaciones rústicas que se vendían a bajo precio en quiscos de revistas.
Precisamente esos saberes eran los que utilizó Arlt en varios de sus relatos, porque era lo que estaba a la mano y lo que el pueblo, que él retrató en sus novelas y cuentos, manejaba.
Cuando leemos la primera novela de Roberto Arlt, patrocinada en cierta medida por Ricardo Güiraldes, “El juguete rabioso”, nos encontramos con Silvio Astier que se presenta como inventor, lector de manuales de divulgación y toda una laya de libros y folletines que lo inducen por ese camino para lograr ascender y ubicarse en un mundo difícil como era la Buenos Aires de aquellas décadas. Y aparece claro ese aspecto de inventor cuando concurre a la Escuela Militar Palomar de Caseros donde inscribían a aprendices de mecánicos y al enterarse por el oficial que lo atiende que está llenas todas las vacantes, con desparpajo, le dice al militar que él es inventor. Y lo escuchan preguntando qué había inventado y ahí desarrolla todas las teorías de lo que eran sus inventos: un señalador automático de estrellas fugaces y una máquina de escribir con caracteres de imprenta. Habla de sus conocimientos de cinemática, dinámica, motores a vapor y explosión y sobre explosivos. Era lo que el pueblo, representado por Silvio, sabía y con ese saber buscaba un lugar en la sociedad. Quería aplicar sus conocimientos folletinescos y de manuales populares, para crear inventos que pudieran reportarle un buen pasar.
En la novela “Los siete locos”, el Astrólogo recurre a Endorsain que maneja saberes que pueden servirles al grupo de revolucionarios nihilistas. La unión de estos personajes produce una complementación muy bien tratada por Arlt ya que Endorsain sostiene conocer cómo se fabrica un gas letal que el Astrólogo y su gente pueden utilizar para terminar con una sociedad que ha caído en la podredumbre.
Como dice Beatriz Sarlo, “Frente a los saberes de la elite letrada, aparecen estos saberes prácticos, que no se adquieren sólo en la universidad sino en las páginas de los diarios y en la relación con los nuevos artefactos”.
De allí que la destacada investigadora citada, sostenga que “Las máquinas de Arlt son máquinas sociales, urbanas, y máquinas de guerra: desde las invenciones más elementales de los muchachos de “El juguete rabioso” hasta la fábrica de gas letal que Endorsain diseña en “Los siete locos”.
EL PERIODISTA
Roberto Arlt aparte de escritor, autor de las dos novelas citadas y de las dos más que publicó: “Los lanzallamas” (1931) y “El amor brujo” (1932), y de dos libros de cuentos: “El jorobadito” (1933) y “El criador de gorilas” (1941) y de varias obras de teatro como “Trescientos millones”, “Saverio, el cruel” “El fabricante de fantasmas” y otras, fue un destacado periodista. Sus Aguafuertes publicadas en el diario El Mundo, han hecho historia en el periodismo argentino. Escribió las Aguafuertes porteñas y las Aguafuertes españolas entre otros trabajos periodísticos. Su labor en la redacción de El Mundo desde 1928 hasta 1942, lo señalan como uno de aquellos periodistas que se formaron como escritores en las redacciones de diarios, periódicos y revistas. Aberto Gerchunoff es uno de los más notables, como lo hizo Borges en sus comienzos porteños, y como fue, en los Estados Unidos, Truman Capote.
La tarea periodística de Arlt fue intensa y proficua. Bien afirma Beatriz Sarlo que “Se podría decir: Arlt fue escritor porque fue periodista. Aunque se quejara de escribir un número fijo de líneas por día y se rebelara ante la necesidad de encontrar un argumento diferente para esas líneas de la crónica diaria. Como sea, los iluminados, los locos, los marginales, los utopistas, los autoritarios y los revolucionarios de sus novelas, son personajes de la crónica tanto como de la literatura, nocturnos visitantes de las redacciones adonde llevaban sus extravagancias, parroquianos de los bares que rodeaban a los grandes diarios. Casi todos ellos pueden ser delincuentes o futuros delincuentes; en todo caso, siempre son marginales por exageración de alguna cualidad”
Arlt fue un redactor destacadísimos de El Mundo. Él firmaba su columna y el diario, que era impreso en tabloide y tenía gran entrada en las clases populares, lo hizo uno de los periodistas insustituibles hasta el punto que dejó la redacción al momento de su muerte.
Además, como dice Roberto Retamoso, en el caso de las Aguafuertes, hay que tener presente que se las considera de carácter periodístico por una convención genérica de lo que es tal y lo que es literatura. De allí que este crítico sostenga que “los textos periodísticos de Roberto Arlt han desafiado y desafían este tipo de distinciones, ya que por su peculiar lenguaje, por sus formas descriptivas y narrativas, por su temática o por sus recursos y dispositivos retóricos, nunca dejan de evocar la presencia de los discursos literarios”.
COLOFÓN
He querido evocar a Roberto Arlt como una forma de reivindicar a uno de los grandes escritores y cultores del periodismo de nuestro país. Arlt es dentro de las décadas del 20 y del 30 del siglo pasado, una bisagra que rompe con las estructuras, válidas por cierto, de grupos literarios enraizados en Buenos Aires y alineados ideológicamente en sectores diferentes. Por eso, como sostiene Beatriz Sarlo, “nunca ha tenido mucho sentido la discusión sobre el contenido ideológico de la ficción arltiana. El extremismo es de izquierda o de derecha; no habla tanto de contenidos sino de situaciones de crisis que provocan la acción y anuncian la inminencia del cambio. Es una forma. El extremismo arltiano es la ideología de quien desprecia a las ideologías por reformistas, ellas también modos de la ensoñación consoladora de masas”.
Otro de los tópicos de la literatura de Arlt es el dilema de los que planteaban y plantean que escribía mal. Así puede decir B. Sarlo que “Arlt es un narrador extra-ordinario y por eso el problema de su “mala escritura” es un falso problema. No se puede ser buen narrador y mal escritor al mismo tiempo”.
De allí que en este escorzo de Roberto Arlt, yo pueda decir que el escritor recordado tiene hoy la misma o mayor vigencia que hace cincuenta años cuando la muerte lo alejó de este mundo. Asimismo, me atrevo a agregar que por muchas de sus páginas desfila una literatura de fantaciencia o ciencia ficción. Una literatura de anticipación. Que agrega, claro, un condimento más a la obra de Roberto Arlt.

1 comentario:

  1. Hola! Excelente nota! Creo que Roberto Arlt se merecía una entrada como esta. Creo que un gracias no está de más... Tengo entendido que algunas de sus obras han tenido gran éxito en paris. Es esto cierto?? Saludos

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