martes, 15 de junio de 2010

MIS AMIGOS, LOS LIBROS…

Hoy se celebra el Día del Libro. Es una fecha que está íntimamente unida al Día del Escritor. Porque los libros existen gracias a los que los escriben.
Y en este día tan especial, qué mejor que hablar de mis amigos, los libros. Porque debo decirlo de entrada: hay cosas que se convierten en amigos del hombre. En mi caso, yo tengo una vieja, constante e irrenunciable amistad con los libros.
Nace esa amistad de mi niñez, cuando leía las aventuras de Flash Gordon y, a la vez, me solazaba con notas del hoy legendario, “Tesoro de la Juventud”.
Vino la etapa de las lecturas de novelas de aventuras: Salgari, Julio Verne. Y la adicción a las novelas policiales que leía en ediciones como las de la Biblioteca del diario La Nación que ofrecía entre otros muchos libros, las novelas y cuentos de Sherlock Holmes escritos por Arthur Conan Doyle, y las que se vendían en los quioscos, como la serie de Sexton Blake, Mr. Reeders, La Sombra y otras, hasta las de Arsenio Lupin, los cuentos de E. Allan Poe y serían interminables las citas.
Fueron mis amigos en la última parte del colegio secundario, las obras de los autores argentinos a los que accediamos por instancia de nuestra Profesora de literatura en el Colegio Nacional de Nogoyá, donde hice los dos años finales pues en Victoria no había Colegio Nacional. Y también las obras de historia, guiado junto a otros condiscípulos, por ese gran profesor e historiador nogoyaense, Juan Antonio Segura.
Luego fueron otras lecturas. Política, sociología y, claro, la infaltable e imprescindible filosofía en mi paso por la universidad y en los años posteriores.
Pero siempre estuvieron mis amigos los libros. En una u otra materia. Para investigar, estudiar y para gozar. La literatura, en sus diversos géneros, en especial novela, cuento y poesía, ha ocupado (y ocupa) un lugar preferencial en mi gusto. Como los ensayos. Y tantos otros libros que escapan al canon académico pero que son de lectura que producen placer y por ello, son queribles.
Mientras escribo esta nota, detengo mis dedos del teclado de la computadora, observo las paredes de mi estudio o guarida, y veo los anaqueles cubiertos de libros. Están ahí, quietos, en filas, por materia, esperando que mi mano los extraiga del anaquel y mi vista recorra las páginas, con anotaciones y subrayados hechos en diversas épocas y etapas de mi vida. En cada relectura que es como acceder de nuevo a un libro ya leído pero que no es el mismo que leí antes. Porque tiene nuevas sorpresas para ofrecerme. Porque yo no soy el mismo sino que llego a sus páginas con nuevas visiones, nuevas experiencias, nuevas búsquedas.
Distingo los veinte tomos de la Suma Teológica, los ochos tomos de las obras completas de Azorín, los libros de historia, las obras de Bioy Casares, de Jorge Luis Borges, de Ernesto Sábato, toda la literatura sobre religión desde las ediciones de la Biblia de Jerusalén y la de los Paulinos, hasta un ejemplar de El Corán, Y la de los autores victorienses en un lugar preferencial. Como asimismo la de los otros escritores entrerrianos. Y, por supuesto, los diccionarios, instrumentos imprescindibles para todo escritor. Y los ensayos sobre literatura: la Historia Crítica de la Literatura Argentina en sus cinco primeros tomos, los tres tomos de Ensayo de un Diccionario de la Literatura de C. Sainz de Robles, los cuatro tomos de Literatura del Siglo XX y Cristianismo de Charles Möeller, los tres tomos de la Enciclopedia de Entre Ríos, sección Literatura. Y se suman nombres y títulos. Entre los primeros los insoslayables: San Agustín, Kierkegaard, Gabriel Marcel, Italo Calvino, Umberto Eco, Gilbert K. Chesterton, Graham Greene, Ray Bradbury, George Orwell, Julio Cortázar, Arturo Cerretani, Luis Gorosito Heredia, Eduardo Mallea, Camilo José Cela, Juan Carlos Onetti, Octavio Paz. Mirar los estantes de mi biblioteca en el Día del Libro, es reencontrarme con muchísimos amigos. Que en diferentes etapas de mi vida me han hecho vivir otras vidas, conocer otros mundos, gozar y ver el ser humano en sus páginas. Verlo con sus amores y sus odios. Con todas sus pasiones. Con su bondad y con su maldad. Este reencuentro por ser hoy un día dedicado expresamente para celebrar al libro, es de suyo gratificante. Me muestra lo mucho que he aprendido en la lectura de estos amigos. Y lo mucho que me falta aprender. Por eso, mi adicción a los libros, que como expresé al comienzo, viene de lejos, es imposible que la pueda dejar. No hay antídoto contra ella. No hay curación conocida ni, creo, por conocer. Ella está en mi ser. Como está la escritura. Va conmigo y no puedo desprenderme de ella. Ni quiero, claro, desprenderme. Porque es mi alimento espiritual, intelectual, que me sostiene y me hace hacer ver el mundo y en muchos sentidos agradecer a la vida.
Por eso digo desde el titulo: MIS AMIGOS, LOS LIBROS…
15 de junio de 2010, Día del Libro.

2 comentarios:

  1. Al leer la nota sobre los libros, y categorizarlos de "amigos", el autor nos brinda la posibilidad del contacto con los libros desde un lugar de alegría. ¡Cuanto placer nos da encontrarnos con amigos...! Un amigo es alguien que está ahí, siempre a mano, como los buenos libros, con sus palabras que nos iluminan, nos hacen viajar en el tiempo, nos remontan a otras épocas. Gracias por compartir ese amor por los libros con los lectores, nos hace verlos con otros ojos, con ojos de amigo.

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  2. un placer visitar la pàgina..antes de comentar me asegurarè que mis palabras sean mas importantes que el silencio.
    salud-2!
    Hermes

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