lunes, 14 de febrero de 2011

UN JUGLAR RIOJANO
Escribe Carlos Sforza*
Mi relación con el poeta, cuentista y ensayista riojano Héctor David Gatica, nació en la década del sesenta del siglo pasado. Era cuando se producía la eclosión de una nueva generación de escritores que, si tomamos la década, seríamos los del sesenta.
Por entonces yo dirigía la página CRISOL LITERARIO en el diario victoriense (hoy desaparecido) “Crisol”. Y esa página semanal me puso en contacto con escritores que emergían como yo, en los sesenta y con otros, consagrados que accedieron a incorporar sus nombres a través de sus colaboraciones, en aquella página.
Entre los últimos, estaban Leonardo Castellani. Arturo Cerretani, Fermín Chávez, Pablo Ramella, Luis Gorosito Heredia, Luis Ricardo Furlan, Albertro Luis Ponzo entre otros. De los primeros colaboraban escritores de diversas ciudades y pueblos entrerrianos, de otras provincias como Roberto Jorge Santoro, Marcos Silber, Daniel Barrios, Juan Carlos Distéfano, Osvaldo Guevara, Ferdinando Ricci, Héctor David Gatica…
Precisamente, después de muchos años de no tener contacto directo con Gatica, acaba de enviarme su último libro de poemas. Se trata de EL VIAJE (3ª. Edición, con ilustraciones de Hugo Albarracín, Córdoba, 2010,104 páginas). Lo ha subtitulado “Libro en cinco jornadas -1960-2007-“. Este poeta riojano nació en Villa Nidia, Depto. San Martín en 1935. Ha publicado más de una veintena de libros y, en su larga y fecunda labor, ha recibido importantes distinciones. Así Primer Premio Nacional Fondo Nacional de las Artes en cuento, en dos ocasiones la Faja de Honor de la SADE en género poesía y cuento, la Faja Nacional de Honor de ADEA, Primer Premio Nacional “R. J. Payró” de Gente de Letras. Fue declarado Ciudadano Ilustre de La Rioja y obtuvo el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía, entre otras distinciones.
EL VIAJE
Como lo ha subtitulado el autor, el libro está dividido en cinco jornadas: Primera Jornada: Entre zorros y perdices, Segunda Jornada: Esperando la torcaz, Tercera Jornada: Tu amistad ahora, Cuarta jornada: Afanes cotidianos, Quinta Jornada: El viaje.
Gatica que despuntó como poeta a través del libro con su excelente y siempre recordado “Memoria de los llanos” (1961 y que lleva doce ediciones), en EL VIAJE nos muestra poéticamente los pasos de su vida enraizada en el lar nativo y desde allí, proyectada al país y al mundo a través de su canto.
A manera de justificación en una breve página, explica en cierta forma la génesis de la obra y dice: “No he respetado el orden cronológico de los nacimientos. Asimismo, la altura de vuelo no es la misma en todas las jornadas.” Y es así puesto que como allí también lo expresa, el libro es una síntesis de su poesía, que fue escrita durante casi cincuenta años. Por eso no ha respetado estrictamente el nacimiento de cada poema, y por eso también, todos los poemas no tienen la misma altura. Pero, digo yo, tienen sí la calidad y la calidez que un auténtico creador puede darle a su creación
Hay muchas dedicatorias, que es una señal de grandeza y agradecimiento a quienes de una u otra forma, han estado a su lado o han representado instancias cruciales en su vida. Y a propósito de ese racconto poético, recuerdo que en una ocasión, hace muchos años, cuando Gatica era maestro en una escuela perdida en un lugar casi ignorado de La Rioja, me escribió que el último poema que había creado allí, lo debió garabatear en la cacha de su revólver, porque no tenía papel para escribir.
Gajes del oficio de un poeta perdido en la inmensidad de su provincia, alejado de la civilización, pero con una vocación incontenible y una pasión de iguales dimensiones, para expresarse a través de la poesía.
Bien expresa en este sentido libro: “Mi corazón tiene además el latido de los vientos/ y se multiplica al alba” (p.7).Y en el poema siguiente hace alusión metafórica al nacimiento del verso y así dice: “Toda raíz es luz en potencia/ que se desatará en lo alto./ ¿Hasta dónde subirá mi voz/ para decir su nube?” (p. 8).
En el poema “SED” nos muestra su propio ser, su propia existencia en medio de la soledad o de la multitud. Por eso concluye poéticamente con aquello de “Tengo sed/ siempre. Amo la sed.// Debe ser tan triste/ no aprender a morir.” (p. 10).
El acto creador, la misión de un hacedor como Héctor David Gatica, se encuentra en sus propios poemas que son una autobiografía de su poetizar. “Una y otra vez/ no pude sacarlo al viento de sus madrigueras/ por más que me colgué de su cintura.// Pero no lo consideré un motivo/ para tirarme al río.// Al alba se la junta con los pies/ no con las sábanas.” (p.12). Hay en la poesía de Gatica referencias al paisaje y al tiempo riojanos. Así ilumina líricamente el estío: “El verano circula en la resina de los días pegajosos/ y se deshidrata en el cuerpo poroso del calor”. Y en este otro verso: “La siesta es un árbol chorreando sombra”. Esa imagen del árbol que chorrea sombra es un perfecto hallazgo poético del autor.
Hay una actitud de resistencia a través de la poesía, a través de la palabra. Es lo que mantiene vivo al hombre poeta, lo que lo sostiene en medio de las adversidades y lo hace sobrevivir ante el olvido, las ausencias, los dolores. “Escribo/ ¿sabes por qué?/ Por no olvidarte.// No me reproches el tiempo de mis versos/ quiero en algo vivir” (p. 24).
En su poesía, Gatica recurre a comparaciones y metáforas que explican si así se quiere ver, o justifican, si también quieren justificaciones, lo que es la poesía, las alas de la lírica cuando necesita expresarse: “Solo las aves llegan a sus ramas/ o sea lo que vuela/ lo demás se queda aquí, abajo/ lo demás que no tiene el vuelo de las aves.// Las palabras son aves/ cuando alcanzan el don del canto y el vuelo” (p.30).
El poema “DEMASIADA MALEZA” yo lo llamaría poema-metáfora, puesto que nos habla líricamente de la pérdida de la pureza que conlleva la niñez con su inocencia. Y para expresarlo toma la metáfora de la maleza y busca la solución a través de versos que nos hablan de la necesidad de hacernos niños, de recuperar lo lúdico y volver a transitar los caminos de la paz a través de la pureza del corazón.
Todo el libro, en sus cinco jornadas, es el ser mismo, profundo, arraigado a su tierra, del creador que se transparente al expresarse en versos que nacen de su interior y nos entregan parte del ser existente y existencial que es Héctor David Gatica.
Un hermosos reencuentro a través de su poesía, con este poeta que nunca cejó en su hacer y crear porque visceralmente es como puede resistir en una vida que con contratiempos y dolores, con lapsos felices y alegrías, va forjando tramo a tramo y en sus versos nos la transmite con la palabra justa, la palabra que al fin de cuentas, salva.

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