VI CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA
Escribe: Carlos Sforza*
Acaba de finalizar en Panamá el VI Congreso Internacional de la Lengua Española. Durante sus
deliberaciones se trataron diversos temas que tienen referencia directa sobre
la expansión del español, segunda lengua nativa más hablada en el mundo, y los
problemas conexos con su expansión y difusión.
Según las informaciones que se han dado a conocer, tanto
escritores, editores, educadores y funcionarios que participaron del encuentro
internacional, estuvieron de acuerdo en que el español “se habla más” pero a la
vez que “se lee menos”.
Es evidente que ante el avance de los medios digitales, el
libro con soporte de papel, haya perdido lectores. Pero esa evidencia es, para
mí, relativa. Porque debemos tener en cuenta el crecimiento demográfico de la
población mundial y, a la vez, el avance de la cibernética en un mundo
completamente digitalizado.
Recuerdo una entrevista que hizo Juan Cruz en el diario “El
País” de España al editor Antoine Gallimard. El escritor le preguntó al editor
francés: “¿Cómo ve un gran editor el porvenir del libro?”. A lo que Gallimard
respondió: “No hay grandes editores, sino, simplemente, editores, ya sean
grandes o pequeños. No me preocupa el lugar del libro en el futuro. Estoy seguro
de que seguirá siendo extremadamente importante. El libro digital, lejos de
suponer el fin del libro, es una nueva oportunidad para éste. (…) Creo que el
porvenir del libro depende a la vez de los editores y de los autores. Es un
oficio que surge del afán de compartir, a través del libro, universos secretos”
(abril de 2011).
En el recientemente celebrado VI Congreso se oyeron voces
destacadas en defensa del libro con el soporte papel, sin desmerecer las
posibilidades y difusión que conlleva el libro digital.
El Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa dijo en el
Congreso que “El espíritu crítico, que ha sido el resultado de las ideas
contenidas en los libros de papel, podría empobrecerse extraordinariamente si
las pantallas acaban por enterrar a los libros”. A su vez, el escritor
colombiano William Ospina hizo hincapié en las responsabilidades al afirmar que
“Los más cordiales enemigos de la lectura son la academia y la industria
editorial.” Una acusación que debe haber causado mucho revuelo en el seno de
los congresales.
Es de destacar que ambos escritores fueron algunas de
las voces que celebraron “la riqueza y
pujaza de la lengua (y) alertaron sobre los riesgos que enfrenta la lectura,
especialmente en el mundo hispanohablante”.
Otro de los temas que abordaron los asistentes al Congreso,
fue el de los derechos de autor. Porque a través de la versión digital, sucede
que prácticamente se sustraen esos derechos al escritor y se multiplican los
libros, relatos, cuentos y demás escritos, sin que quienes crearon los mismos,
los escritores, perciban absolutamente nada por ello. Al respecto es
interesante tener presente que el Presidente de la Real Academia Española de la Lengua , José Manuel Blecua,
sostuvo que “se pueden robar por Internet 200.000 títulos de libros” en
español.
En la mesa redonda sobre “El libro entre la creación y la
comunicación” el escritor chileno Antonio Skármeta afirmó que las nuevas
herramientas acercan al hecho literario
y a la vez sostuvo que “no alteran la imponente presencia del libro, con
la autoridad de su prestigio, los atributos de su diagramación, tipografía,
textura de papel, diseño de portada, vinculación con la academia y la prensa.”
En el Congreso se trató la forma de intensificar la lectura
entre los niños y los jóvenes. Cosa que, por suerte se está haciendo en varias
de las escuelas argentinas y, concretamente, en Victoria.
Por otra parte y al respecto, Ospina sostuvo que “leer es un
placer y eso es lo que hay que transmitir”. Y, se dijo, asimismo, que hay que
sacar de la lectura la carga utilitaria que “ha conllevado hasta ahora”. Es
decir, fomentar la lectura como un gozo.
Pienso que el libro pervivirá ante el avance de las nuevas
herramientas que la cibernética nos ofrece. Y en esa tarea de hacer que el
libro con soporte papel siga vigente, la educación tiene mucho que ver. Y se
demuestra a través de experiencias que se hacen. Así, por ejemplo, de acuerdo a
las noticias que llegan desde Panamá, los representantes de ese país
presentaron en el Congreso los resultados de “un nuevo sistema de lectura cuya
pedagogía se basa en los relatos que redactan los propios estudiantes”. Y me
sorprendió este informa cuando supe que en Victoria, alumnos del Colegio
“Nuestra Señora del Huerto”, leyeron mi cuento “El fantasma de la cal” y,
basados en la lectura, buscaron temas de misterio y redactaron relatos que
compilaron y se formó un libro escrito por ellos. ¿Coincidencia? No sé. Lo
cierto es que la creatividad de los docentes y la labor consciente de los
estudiantes, pueden ser motivo para incentiva la lectura. Y, de otras maneras,
se hace, como queda dicho, en muchas escuelas entrerrianas.
Todo lo expresado no
hace sino confirmar mi postura: el libro, con el soporte papel, seguirá “vivito
y coleando”.
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