miércoles, 23 de octubre de 2013

VI CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA
Escribe: Carlos Sforza*
Acaba de finalizar en Panamá el VI Congreso Internacional de la Lengua Española. Durante sus deliberaciones se trataron diversos temas que tienen referencia directa sobre la expansión del español, segunda lengua nativa más hablada en el mundo, y los problemas conexos con su expansión y difusión.
Según las informaciones que se han dado a conocer, tanto escritores, editores, educadores y funcionarios que participaron del encuentro internacional, estuvieron de acuerdo en que el español “se habla más” pero a la vez que “se lee menos”.
Es evidente que ante el avance de los medios digitales, el libro con soporte de papel, haya perdido lectores. Pero esa evidencia es, para mí, relativa. Porque debemos tener en cuenta el crecimiento demográfico de la población mundial y, a la vez, el avance de la cibernética en un mundo completamente digitalizado.
Recuerdo una entrevista que hizo Juan Cruz en el diario “El País” de España al editor Antoine Gallimard. El escritor le preguntó al editor francés: “¿Cómo ve un gran editor el porvenir del libro?”. A lo que Gallimard respondió: “No hay grandes editores, sino, simplemente, editores, ya sean grandes o pequeños. No me preocupa el lugar del libro en el futuro. Estoy seguro de que seguirá siendo extremadamente importante. El libro digital, lejos de suponer el fin del libro, es una nueva oportunidad para éste. (…) Creo que el porvenir del libro depende a la vez de los editores y de los autores. Es un oficio que surge del afán de compartir, a través del libro, universos secretos” (abril de 2011).
En el recientemente celebrado VI Congreso se oyeron voces destacadas en defensa del libro con el soporte papel, sin desmerecer las posibilidades y difusión que conlleva el libro digital.
El Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa dijo en el Congreso que “El espíritu crítico, que ha sido el resultado de las ideas contenidas en los libros de papel, podría empobrecerse extraordinariamente si las pantallas acaban por enterrar a los libros”. A su vez, el escritor colombiano William Ospina hizo hincapié en las responsabilidades al afirmar que “Los más cordiales enemigos de la lectura son la academia y la industria editorial.” Una acusación que debe haber causado mucho revuelo en el seno de los congresales.
Es de destacar que ambos escritores fueron algunas de las  voces que celebraron “la riqueza y pujaza de la lengua (y) alertaron sobre los riesgos que enfrenta la lectura, especialmente en el mundo hispanohablante”.
Otro de los temas que abordaron los asistentes al Congreso, fue el de los derechos de autor. Porque a través de la versión digital, sucede que prácticamente se sustraen esos derechos al escritor y se multiplican los libros, relatos, cuentos y demás escritos, sin que quienes crearon los mismos, los escritores, perciban absolutamente nada por ello. Al respecto es interesante tener presente que el Presidente de la Real Academia Española de la Lengua, José Manuel Blecua, sostuvo que “se pueden robar por Internet 200.000 títulos de libros” en español.
En la mesa redonda sobre “El libro entre la creación y la comunicación” el escritor chileno Antonio Skármeta afirmó que las nuevas herramientas acercan al hecho literario  y a la vez sostuvo que “no alteran la imponente presencia del libro, con la autoridad de su prestigio, los atributos de su diagramación, tipografía, textura de papel, diseño de portada, vinculación con la academia y la prensa.”
En el Congreso se trató la forma de intensificar la lectura entre los niños y los jóvenes. Cosa que, por suerte se está haciendo en varias de las escuelas argentinas y, concretamente, en Victoria.
Por otra parte y al respecto, Ospina sostuvo que “leer es un placer y eso es lo que hay que transmitir”. Y, se dijo, asimismo, que hay que sacar de la lectura la carga utilitaria que “ha conllevado hasta ahora”. Es decir, fomentar la lectura como un gozo.
Pienso que el libro pervivirá ante el avance de las nuevas herramientas que la cibernética nos ofrece. Y en esa tarea de hacer que el libro con soporte papel siga vigente, la educación tiene mucho que ver. Y se demuestra a través de experiencias que se hacen. Así, por ejemplo, de acuerdo a las noticias que llegan desde Panamá, los representantes de ese país presentaron en el Congreso los resultados de “un nuevo sistema de lectura cuya pedagogía se basa en los relatos que redactan los propios estudiantes”. Y me sorprendió este informa cuando supe que en Victoria, alumnos del Colegio “Nuestra Señora del Huerto”, leyeron mi cuento “El fantasma de la cal” y, basados en la lectura, buscaron temas de misterio y redactaron relatos que compilaron y se formó un libro escrito por ellos. ¿Coincidencia? No sé. Lo cierto es que la creatividad de los docentes y la labor consciente de los estudiantes, pueden ser motivo para incentiva la lectura. Y, de otras maneras, se hace, como queda dicho, en muchas escuelas entrerrianas.

 Todo lo expresado no hace sino confirmar mi postura: el libro, con el soporte papel, seguirá “vivito y coleando”.        

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