domingo, 14 de julio de 2013

LA MUERTE DE UNA DESTACADA MUJER
Escribe Carlos Sforza*
El 5 de junio de 2013, a la edad de 101 años, falleció en Buenos Aries, donde residía, la destacada intelectual entrerriana Beatriz Bosch.
Hablar de Beatriz es referirse a alguien que, desde su provincia natal, a fuerza de voluntad, vocación y coraje, supo sobreponerse a muchas dificultades para ir creando una trayectoria en la docencia superior y en la historiografía.
Supe de la cordial amistad de Beatriz en la relación epistolar y dedicatoria de libros que intercambiamos en varias ocasiones. Ella sabía, con su rigor característico, valorar al semejante cuando consideraba que era valorable. De allí que soy deudor de ella por su buena voluntad para poner en una dedicatoria de la reedición de su libro “Urquiza –Gobernador de Entre Ríos- 1842-1852” de la Editorial de Entre Ríos en 2001, “Al escritor Carlos Sforza con mi alta estima intelectual”.
Al cumplir 90 años, la Academia Nacional le hizo un homenaje especial, en el que habló el entonces presidente de la Institución, doctor Miguel Ángel De Marco que fue alumno de Beatriz Bosch y ahora compartía con ella un sitial en la Academia.
Las palabras del Presidente para referirse a la homenajeada en su 90 cumpleaños, ilustran de manera cabal lo que significaba como persona, catedrática y, en esencia, historiadora, nuestra comprovinciana. Hizo De Marco, una reseña biográfica y bibliográfica de Beatriz Bosch, que en su síntesis es un perfecto retrato de quien hace poco más de un mes, murió en la Capital Federal y cuyo deceso ha tenido muy poca repercusión en los ambientes culturales del país.
A raíz de ese homenaje, Beatriz respondió en la misma Sesión Pública, con un discurso que tituló “La historia de mis libros”, donde hace una especie de autobiografía que la pinta de cuerpo entero. Comienza así:
“No nací historiadora.
Descubrí mi vocación desde temprano, sí, gracias a esa forma de felicidad como Borges llama a la lectura.
No abundaban los libros en mi casa, pues vengo de una rama empobrecida de una familia que supo de tiempos mejores.
Entre los textos de mis hermanos mayores, junto al invariable Grosso y al Malet, encontré el segundo tomo de la Historia de Entre Ríos, de Benigno Tejeiro Martínez.
Enseguida lo devoré, al punto de saberlo poco menos que de memoria”.
Continúa con su ascenso en los estudios de la escuela primaria y la Normal de Paraná con el rigor que había impuesto en la misma el “grande José María Torres.” Su paso por la Facultad de Ciencias Económicas y Educacionales donde encontró un mundo nuevo. Memora a sus maestros de entonces: el arqueólogo Francisco de Aparicio, el historiador José Luis Busaniche, el orientalista José Imbellone, el geógrafo Joaquín Frenguelli, el latinista David O. Croce. Asimismo recuerda las clases de filosofía de Vicente Fatone, Ángel Vasallo y M. Guglielmini como las de literatura del tan recordado Carlos María Onetti.
En esa disertación, recogida por el Boletín de la Academia Nacional de la Historia y publicada luego como una separata (año 2004) que Beatriz tuvo la gentileza de enviármela con una sentida dedicatoria, hace un verdadero racconto de su itinerario intelectual. Nos pone frente a sus estudios y a cuando tres días después de cumplir 20 años, se recibió de profesora en Historia y Geografía el 14 de diciembre de 1931. Su incursión en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Asimismo sus estudios de latín y griego cuando fue designada catedrática de Historia de Roma y de Edad Media en el Instituto del Profesorado que reemplazó a la Facultad, lo que le permitió, conforme lo expresa, sedimentar su formación historiográfica.
Es sabido que Beatriz Bosch dedicó luego la mayor parte de su trabajo de investigación a bucear en la figura del General Justo José de Urquiza. De allí que supo indagar en los archivos siendo en esa época la única mujer que hacia investigación en los archivos puesto que el resto eran varones. Dice al respecto: “Volví al archivo en las mañanas, tiempo que me dejaba libre la preparación de las clases del Instituto. Solitaria investigadora durante años y años”.
Miguel Ángel De Marco en la presentación-homenaje que se le hizo en Buenos Aires, donde residió desde 1981, hace notar que en su momento “Beatriz había sufrido las consecuencias de su oposición al régimen autoritario que regía la Argentina. Alejada de sus cátedras en el Profesorado, no había vacilado en ganarse la vida vendiendo guantes o escribiendo editoriales en las páginas de El Diario, la vieja hoja de los Etchevehere, que contaba así con una pluma ágil y valiente en tiempos complejos y difíciles”.
Ejerció la docencia universitaria en Santa Fe y ocupó el rectorado del Instituto Nacional del Profesorado en Paraná. Dictó cursos y conferencias y, sobre todo, continuó hasta el fin de sus días en la tarea de investigar la historia y publicar sus hallazgos y su interpretación de hechos y acciones de los hombres en libros, artículos, reseñas, prólogos, estudios preliminares a obras de otros autores.
Numerosas distinciones jalonan la larga vida intelectual de Beatriz Bosch. Fue distinguida con la Faja de Honor de la SADE, la Pluma de Plata del Centro Argentino del PEN Club Internacional, por la Fundación Konex, la Cámara de Diputados de la Nación, el Gobierno de Entre Ríos, la Cámara de Diputados de nuestra provincia y obtuvo el Primer Premio Nacional de Historia de la entonces Secretaría de Cultura de la Nación.
La bibliografía de Beatriz Bosch es amplia, compacta, expresión de una concienzuda investigación. Entre sus títulos se encuentran “Gobierno del Coronel Lucio Mansilla” (1942), “Urquiza Gobernador de Entre Ríos” (1940), “El Colegio del Uruguay. Sus orígenes. Su edad de oro” (1949), “Presencia de Urquiza! (1953), “Urquiza el Organizador” (1963), “Urquiza y su tiempo” (1971), “Historia de Entre Ríos” (1978), y varios más.
Como se puede apreciar y quienes conocemos la trayectoria y la labor historiográfica de Beatriz Bosch podemos aseverarlo, fue una incansable intelectual que dejó una cantidad de aportes históricos que nutren y enriquecen la bibliografía histórica argentina y en forma especial entrerriana.
Como bien expresó De Marco, “Beatriz no era unánimemente aceptada en los cenáculos locales, pues la probidad que le hacía juzgar con severidad a los diletantes y a los perezosos no les resultaba grata.  Reconocida y apreciada por todo el país, era objeto de un sin duda mortificante silencio en la patria chica. Por suerte, de unos años a esta parte, la gente de la cultura –historiadores, narradores, poetas, artistas- han sabido reparar ese injustificado olvido, otorgándole el lugar que merece entre las figuras entrerrianas más notable de sesenta años a esta parte.” Ese reconocimiento se basa en un análisis ecuánime de su aporte a la historiografía y a la cultura. No podemos obviar el hecho que fue cofundadora de la Seccional Entre Ríos de la SADE y su primera Presidenta y estuvo en la organización de V Congreso Nacional de las Sociedad Argentina de Escritores, que se realizó en Paraná.
Ella con su carácter y su impronta, dejó huellas profundas y palabras contundentes sobre la labor de quien investiga la historia. Por eso rescato el final de su disertación en la Academia Nacional: “Aspiro a exponer con claridad de pensamiento y con pureza de estilo, según Groussac exigía, al concebir la historia como arte, ciencia y filosofía. Disciplina científica, la Historia se enseña en las facultades de humanidades de las universidades y en los departamentos de Historia de los institutos superiores de profesores. Concepto que no se ha adentrado debidamente entre el público. Defender la historia del asedio de piratas y dragoneantes, ha de ser consigna que entrego a las jóvenes generaciones de investigadores. Ese es mi mensaje.”      
Beatriz Bosch nació en Paraná (Entre Ríos) el 11 de diciembre de 1911.




 


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