jueves, 25 de octubre de 2012

NOVELA PÓSTUMA DE CARLOS FUENTES


Escribe Carlos Sforza+

Carlos Fuentes, el escritor mexicano fallecido en mayo, poco antes de morir pudo terminar su última novela: “Federico en su balcón”, que en estos días aparecerá editada por Alfaguara.

La revista ADNCultura, del diario La Nación de Buenos Aires, en su edición del 12 de octubre ofreció un anticipo de la obra póstuma del mexicano.

Según se anticipa, en la novela hay una conversación desde un balcón a otro contiguo, entre el filósofo alemán Federico Nietzche y un personaje que, evidentemente es el propio Carlos Fuentes. Esa charla entre una madrugada a otra, es una conversación sabrosa entre el pensador que declaró la muerte de Dios y que, conforme al eterno retorno, Dios lo hace regresar a la tierra y así poder entablar el diálogo con el autor mientras a su lado se desarrollan historias “ejemplares”.

Los dos fragmentos de la nueva novela de Carlos Fuentes publicados como anticipos de la obra, muestran, a las claras, la potencia del gran narrador que es el mexicano.

Sabemos de su calidad a través de toda su obra publicada. De sus aportes teóricos a la novelística, de sus adaptaciones al cine y sus obras de teatro.

Conocemos su trayectoria y los premios que su labor literaria ha merecido: premio Biblioteca Breve, premio Rómulo Gallegos, premio Nacional de Literatura de México, premio Cervantes, VI Premio Internacional Menéndez y Pelayo, premio Príncipe de Asturias de las Letras, Premio Internacional Alfonso Reyes, Premio Real Academia Española, Premio Galileo, Premio Internacional Don Quijote de la Mancha, para citar algunos de los más importantes galardones que mereció la labor literaria de Carlos Fuentes.

LA NUEVA NOVELA

Al leer los adelantos de la nueva novela del mexicano, uno se encuentra con una obra que tiene la potencia, la creatividad y el dominio de los diálogos y las descripciones justas, que son características de su obra narrativa.

El encuentro –balcón por medio- entre el autor de “La muerte de Artemio Cruz” y el de “Así habló Zaratustra” es presentado con una prosa que desnuda la presencia de una escritor que no sólo sabe narrar sino que a la narración la ambienta de una manera impecable.

Dice el narrador: “Lo conocí por casualidad. Era una noche más que caliente, pegajosa, enojosa, inquieta. Una de esas noches que no alivian el calor del día, sino que lo aumentan. Como si el día acumulase, hora tras hora, su propia temperatura sólo para soltarla, toda junta, al morir la tarde, entregársela, como una novia plomiza y mancillada, a la larga noche. Salí de mi cuarto sin ventilación, esperando que el balcón me acordase un mínimo de frescura. Nada. La noche externa era más oscura que la interna. A pesar de todo, me dije, estar al aire libre pasada la medianoche es, acaso psicológicamente, más amable que encontrarse encerrado sobre una cama húmeda con el espectro de mi propio sudor, una almohada arrojada al piso; muebles de invierno; tapetes ralos, paredes cubiertas de un papel risible, pues mostraba escenas de Navidad y un Santaclós muerto de risa. No había baño. Una bacinica sonriente, un aguamanil con jarrón de agua –vacío-. Toallas viejas. Un jabón con grietas arrugado por los años. Y el balcón. Salí decidido a recibir un aire, si no fresco, al menos distinto del horno inmóvil de la recámara. Salí y me distraje. Y es que en el balcón de al lado, un hombre se apoyaba en el barandal y miraba intensamente a la gran avenida, despoblada a esta hora (…)”.

Es realmente admirable la descripción que hace Fuentes en estas primeras líneas. El sopor, la noche con una serie de adjetivos que al lector, pienso y creo, lo hace sentir ese ambiente casi incandescente de la pieza sin ventilación. Y la salida a buscar un aire, si no fresco, al menos más liviano, más puro que el de la habitación. Los elementos que describe enumerándolos y que están en el cuarto, crean una sensación agobiante de la que el lector participa. Y luego el balcón. Y ese hombre silencioso apoyado en la baranda del balcón contiguo que, a la postre es Federico Nietzche.

El diálogo se entabla y de allí en más sigue la narración.

El otro fragmento es una de las historias que se entrecruzan con la conversación de Nietzche y el narrador. Se trata en este caso de la historia de Aarón Azar, un abogado que lucha consigo mismo en cuanto a lo que es la culpa en los casos tribunalicios que debe defender. Y la pintura de este abogado es una verdadera creación artística de Fuentes. Como lo es la del procesado que defiende ante el tribunal, Rayón Merci. La presentación de la defensa, los diálogos entablados, todo se conjuga en una prosa narrativa de primer nivel que anticipa el deseo de poder estar con la novela en las manos y leerla para así, como sucede con otras obras de Carlos Fuentes, poder gozar de una narrativa que es de superior calidad y, sin dudas una nueva muestra de la fuerza creadora de uno de los grandes novelistas de la segunda mitad del siglo veinte y de lo que va de este siglo.





lunes, 8 de octubre de 2012

IMPORTANTE APORTE A LA BIBLIOGRAFIA ARGENTINA


Escribe Carlos Sforza*

Mi nieta Sofía, residente en Paraná, me regaló este año un libro que puede definirse como un importante aporte a la bibliografía argentina.

Se trata de CONTORNO Edición facsimilar, publicación realizada por la Biblioteca Nacional (Buenoas Aires, 2007, 328 p.). Esta obra que reúne la colección completa de la revista y los cuadernos de CONTORNO, tiene una introducción valiosa de quien fue fundador y primer directo de la publicación, cuyo primer número apareció en noviembre de 1953, Ismael Viñas.

Precisamente I. Viñas cuenta la historia del nacimiento y evolución de la publicación y, como es una recordación que surge de la memoria, no soslaya aportar algunas anécdotas que ponen un buen condimento a la breve historia que desarrolla el escritor.

La revista CONTORNO fue una especie de bisagra dentro de las publicaciones dedicadas a la literatura y la cultura. Rodríguez Monegal llamó a los integrantes, que fueron sumándose a lo largo de la publicación de cada número, “los parricidas”. Ismael Viñas y su compañera Susana Fiorito pusieron sus ahorros para poder comenzar con la edición de la revista que, conforme dice el primer director en la breve historia que precede a la edición facsimilar, que la publicación no era solamente una revista crítica a la literatura sino a la cultura argentina, como lo ha afirmado Juan José Sebreli que escribió un artículo sobre Los Martinfierristas en el primer número.

Ismael Viñas sostiene que era una revista “denuncialista”. Y aclara, ya que posteriormente muchos lo han dicho, que pese a esa apreciaciones o calificaciones de estudiosos posteriores, que los que escribían la revista eran sartreanos no era tan así. Y el escritor atribuye ese calificativo al hecho que todos o casi todos los que escribían en CONTORNO eran escritores “comprometidos”. E, incluso, aclara que él era un lector asiduo de Marx y que cuando comenzó la revista no había leído nada de Sartre. Y lo dice expresamente: “(…) porque sartreanos sólo eran algunos de los colaboradores. Yo, por cierto, no lo era por simple ignorancia en aquel entonces pues no había leído nada de Sartre. Después lo leí y no me gustó demasiado; y me interesó muy poco como filósofo” (p.V). Asimismo aclara que, por ejemplo, León Rozitchner protestó cuando lo llamaron sartreano “pues él era discípulo de Merlou-Ponty.” Y asevera que los que eran sartreanos lo han proclamado como Sebreli, Correas y Massotta y agrega “aunque no advierto en lo que he leído de ellos, tal influencia”.

ALGUNOS TEMAS DE CONTORNO

Es sumamente interesante leer los números de la revista ya que se dedicaba cada publicación a temas determinados. Por ejemplo al análisis exhaustivo, desde el punto de vista de los que componían el grupo que escribía en la publicación, de Roberto Arlt. Como el tema del “voseo” en la literatura argentina. No olvidemos que hasta que la Real Academia aceptó la forma del voseo, muchos escritores eludían utilizarlo en los diálogos, hasta el punto que en una novela Eduardo Mallea no usa el diálogo para no caer en el uso del voseo al transcribir el lenguaje coloquial.

Al respecto yo tengo una anécdota real y que planteó una disyuntiva que por suerte fue solucionada satisfactoriamente. Cuando Ediciones Paulinas de Buenos Aires publicó mi primera novela, “Patio cerrado”, en 1965, el responsable de las ediciones me planteó el dilema del uso del voseo en los diálogos habida cuenta que la novela se iba a distribuir y comercializar en la Argentina, México y España. Y, obviamente, en estos dos últimos países no se usaba el voseo sino el tú. Yo, con criterio, me negué pues era desvirtuar el lenguaje coloquial de nuestra gente. Al fin, aceptaron mi decisión y conservaron el voseo. Y de esa forma mantuvo la obra el matiz de nuestro hablar cotidiano.

Hecha esta salvedad sobre un tema que en la mitad de los sesenta aún se mantenía vigente, vuelvo a la edición facsimilar de CONTORNO. Es de destacar que la revista estuvo presente en los últimos años del segundo gobierno de Perón y, por supuesto, hizo malabares para no caer en la censura que algunos imponían a ciertas publicaciones. Esa actitud está muy bien explicada por Ismael Viñas en la pequeña historia prologal de esta publicación.

Luego de la caída de Perón en 1955, continuaron con la revista y los cuadernos hasta abril de 1959, embarcadas las publicaciones en una mirada más que hacia la literatura y la cultura, hacia la política, apoyando en muchas notas el programa desarrollista de Arturo Frondizi.

Susana Cella sostiene que “En conjunto, la experiencia de CONTORNO no sólo marca una irrupción bien delineada de una crítica respecto de determinadas figuras de la literatura argentina, sino que explicita los fundamentos desde los cuales efectúa dicha actividad introduciendo entonces un cambio de perspectiva y, claramente, una tensión polémica y desmitificadora que continuaría por diversos cauces en los años siguientes, tanto en lo que respecta a los integrantes de la misma, como a otros actores del campo popular” (Historia crítica de la literatura argentina, “La irrupción de la crítica”, T. 10, p.46).

COLOFÓN

Esta edición facsimilar de CONTORNO viene a suplir la dificultad de acceso a una publicación que marcó un hito importante en la crítica literaria y cultural en el país, en la década del cincuenta del siglo pasado. Y, por supuesto, las secuelas que esa crítica dejó después de su último número publicado.